El Senado de EEUU votará próximamente la nominación del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, para un segundo mandato. Una de las senadoras que se opone a Powell es Elizabeth Warren. No suelo estar de acuerdo con la senadora Warren, pero sí con su valoración de que Powell es «peligroso». Sin embargo, Warren en realidad no entiende qué hace que Powell, o cualquier presidente de la Fed, sea intrínsecamente peligroso para la libertad y la prosperidad.
Warren cree que Powell es peligroso porque piensa que no apoyará lo suficiente la imposición de sus deseadas nuevas regulaciones a los bancos y otras instituciones financieras. La senadora Warren, como la mayoría de los progresistas, se aferra a la idea fantástica de que las regulaciones benefician a los trabajadores, los consumidores y las pequeñas empresas. La verdad es que la mayoría de las regulaciones benefician a las grandes corporaciones al imponer costes que los grandes negocios pueden absorber fácilmente, pero que sus competidores más pequeños no pueden.
Powell es una amenaza para el pueblo americano. Bajo su mandato, la Fed ha mantenido los tipos de interés en o cerca de cero. El balance de la Fed ha crecido a más de ocho billones de dólares. Esto ha hecho que los precios suban a un ritmo que Estados Unidos no había visto en varias décadas.
En su audiencia de nominación ante el Comité Bancario del Senado, Powell reiteró la intención de la Fed de luchar contra la inflación reduciendo su compra mensual de 120.000 millones de dólares de valores del Tesoro y respaldados por hipotecas. Powell también declaró que la Fed tiene previsto aumentar los tipos de interés este año. Sin embargo, incluso si la Fed sigue adelante con esto, los tipos de interés se mantendrán en niveles históricamente bajos.
Powell, al igual que Elizabeth Warren y otros progresistas, cree peligrosamente que la Fed debe volverse «woke». Sin embargo, Powell todavía no es lo suficientemente «woke» para los progresistas que presionaron al presidente Joe Biden para que sustituyera a Powell por la miembro del consejo de la Fed Lael Brainard, la mayor partidaria de las regulaciones al estilo de Elizabeth Warren en el consejo de la Fed. Brainard está más comprometida que Powell con el uso de las políticas monetarias y regulatorias para promover la agenda «woke». El presidente Biden acabó nominando a Brainard para convertirse en vicepresidenta de la Fed.
Una Fed de Powell-Brainard probablemente utilizaría la «justicia social y climática» como justificación para ampliar las políticas de dinero fácil de la Fed. El presidente Biden ha nombrado recientemente a Sarah Bloom Raskin para el consejo de la Fed, que también ha defendido que la Fed utilice su poder para luchar contra el cambio climático.
Un banco central comprometido con las agendas de justicia social y cambio climático aumentará inevitablemente el «impuesto sobre la inflación» de la Fed. En contra de lo que afirman algunos progresistas, los americanos con menores ingresos son las principales víctimas de este impuesto oculto y regresivo.
Powell prefiere impulsar sus filosofías más bien celosas y extremistas entre bastidores. Así, no es de extrañar que sea uno de los principales opositores a la Auditoría de la Fed. Powell afirma que aportar transparencia a la conducción de la política monetaria de la Fed pondría de alguna manera en peligro la independencia de la Fed. La afirmación de Powell es realmente una noticia falsa. No hay nada en el proyecto de ley de Auditoría de la Fed que otorgue al Congreso o al poder ejecutivo ningún nuevo poder sobre la política monetaria.
Cualquier grupo de individuos al que se le dé el poder de manipular la oferta monetaria, y manipular los tipos de interés que son el precio del dinero, supone una amenaza para nuestra libertad y prosperidad. La solución no es reemplazar a Powell con un «mejor» presidente de la Fed, ni obligar a la Fed a seguir una «regla» que todavía le permita erosionar el valor del dólar. La única manera de proteger al pueblo de individuos peligrosos como Jerome Powell, Lael Brainard y el resto de la junta de la Fed es auditar y luego acabar con la Fed.