Debido a la profunda división en América entre los estados rojos y los azules, se ha hablado mucho de secesión. ¿Es Estados Unidos demasiado grande? ¿Sería la gente más feliz en comunidades más pequeñas? Frank Buckley, distinguido profesor de la Facultad de Derecho Scalia, rompe con la mayoría de sus colegas académicos del ámbito jurídico al tomarse en serio estas cuestiones. En un reciente artículo en American Mind, sugiere que la secesión hoy en día sería difícil pero no imposible. «Como argumenté en American Secession (2020), una guerra civil sería improbable, y sería más probable ver a un pacífico James Buchanan en la Casa Blanca que a un indominable Abraham Lincoln».
Contra los que sostienen que la secesión es inconstitucional, Buckley ofrece algunos argumentos de peso: «Finalmente, las barreras legales a la secesión son más débiles de lo que la mayoría piensa. Los originalistas del Tribunal reconocerían que los artífices pensaron que la secesión era permisible, mientras que a sus miembros más liberales les resultaría difícil ignorar los deseos expresados por los votantes de un estado. ¿Es la unión indisoluble una norma constitucional más fundamental que la democracia? Canadá y Gran Bretaña se plantearon esa pregunta, y respondieron que no. Aunque el Tribunal Supremo sostuvo que la secesión era inconstitucional en el caso Texas v. White, esa fue una decisión de un Tribunal unionista justo después de la Guerra Civil. Además, la decisión asumía que los Artículos de la Confederación de 1781, que hablaban de una unión «perpetua», habían sobrevivido cuando se adoptó la Constitución. Sin embargo, si ese hubiera sido el caso, la Constitución no habría sido ratificada hasta que el último estado firmara en 1790, y la elección de George Washington dos años antes habría sido una nulidad».
Buckley es alguien que «piensa fuera de la caja», y hoy necesitamos urgentemente esta cualidad.