«Me siento muy bien con esa predicción», dijo a Bloomberg la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, cuando se le preguntó si los EEUU evitaría una recesión al tiempo que contendría la inflación. «Creo que habría que decir que estamos en un camino que se parece exactamente a eso».
Que se lo digan a los 39.000 americanos que se declararon en quiebra en agosto. Esa cifra supone un aumento del 18% con respecto a hace un año y, con un desempleo que ahora es de sólo el 3,8%, imagínese cuando haya más gente despedida con más de un billón de dólares de deuda pendiente en tarjetas de crédito.
Al mismo tiempo, las quiebras comerciales aumentaron casi un 17% en agosto en comparación con julio, informa Fortune.com, lo que supone el decimotercer mes consecutivo en el que el total de quiebras, incluidas familias e individuos, ha registrado aumentos interanuales, según el American Bankruptcy Institute.
Los expedientes del Capítulo 11 aumentaron un 54% respecto al mismo mes del año anterior. Sólo la semana pasada, los tribunales de quiebra de EEUU registraron seis nuevos expedientes de gran cuantía (más de 50 millones de dólares). El mes pasado se presentaron al menos 23. Ed Flynn, consultor de ABI que estudia las estadísticas de quiebras, explicó a Fortune que el aumento de las quiebras empresariales, especialmente de grandes empresas, es evidente. «Creo que en gran parte se debe a los tipos de interés», afirma Flynn. «Ha habido un número inusualmente elevado de casos grandes».
Si es así, se avecinan más declaraciones de quiebra. La subasta de letras del Tesoro del 11 de septiembre produjo el rendimiento más alto desde antes de la gran crisis financiera, el 4,66%.
«Los rendimientos del Tesoro también se han visto impulsados al alza por el crecimiento de la oferta de nuevos pagarés y bonos para financiar el creciente déficit presupuestario del gobierno de EEUU. El tenor a tres años aumentó en 2.000 millones de dólares este mes y el mes pasado», informó Elizabeth Stanton para Bloomberg.
Si la secretaria Yellen estuviera familiarizada con la teoría austriaca del ciclo económico, sabría que el continuo aumento de los tipos de interés significa que el aterrizaje no sólo será duro, sino histórico por su brutalidad.