RESUMEN: Este artículo argumenta que el derecho penal no debería, en general, impedir la creación de sirvientes artificialmente inteligentes que alcancen un estatus moral similar al humano, aunque bien pudiera ser inmoral construir tales seres. Para defender esta afirmación, se propone una serie de experimentos mentales destinados a evocar intuiciones claras, y se mantienen al mínimo las presuposiciones sobre cualquier teoría particular de la criminalización o cualquier teoría moral particular.
Lee el artículo completo en el Journal of Libertarian Studies.