¿Quién debe asumir la culpa (o el mérito) de la tasa de inflación del 6.900% de Cuba?
Antes de dar la respuesta, considere la historia de las monedas fiduciarias, desde la época de los romanos hasta Kublai Khan, la Alemania de preguerra y las recientes hiperinflaciones populares como la de Venezuela y Zimbabue. El denominador común es siempre el mismo. En el caso de la hiperinflación, siempre es el resultado de la intervención del gobierno. A pesar de la historia de la degradación y el colapso de la moneda provocados por el aumento de la oferta monetaria, los países de todo el mundo siguen luchando por aprender del pasado.
Según fuentes periodísticas cubanas:
El gobierno cubano reconoció que la reforma económica conocida como Tarea de Reorganización ha provocado una inflación del 60% en los precios al por menor en las tiendas y del 6.900% en el mercado informal...
Preste atención siempre que se mencione la hiperinflación en las noticias. A menudo el titular hablará de los resultados de la degradación de la moneda, como que la escasez es la causa, u otras ideas retrógradas como una demanda inexplicable de todos los bienes y servicios.
A principios de este año, las noticias de Reuters señalaron inadvertidamente el comienzo de los problemas de Cuba, diciendo:
Muchos productos simplemente ya no se venden en las tiendas de pesos, a pesar de que ahora hay miles de millones de pesos más en circulación.
Existe una idea persistente de que el fracaso del gobierno se debe a la falta de impresión de suficiente moneda, lo que provoca escasez de oferta e hiperinflación, y no a la impresión excesiva como origen.
La reorganización de Cuba, que comenzó en enero, incluyó:
...un aumento de los precios, los salarios y la reducción de los subsidios, y la consiguiente devaluación del peso cubano (CUP)...
Junto con un aumento del salario mínimo «en torno al 450%», el núcleo de una hiperinflación es siempre el mismo; la impresión de dinero seguida de la constatación de que el gobierno no va a ceder en su postura inflacionista, lo que hace que las masas quieran comprar cualquier cosa que se perciba de valor en lugar de mantener su moneda local.
Pocos acontecimientos provocan un aumento unilateral de la demanda de todos los bienes y servicios simultáneamente. Sin embargo, cuando de repente aparecen miles de millones de pesos, se considera que todo, excepto el aumento de pesos, es el culpable.
Es cierto que las sanciones impuestas por Estados Unidos perjudican a la economía de Cuba, ya que su comercio está restringido. Sin embargo, el gobierno de Cuba podría haber mitigado esto de muchas maneras hace mucho tiempo. Convertir a Cuba en una economía de libre mercado y/o no degradar la moneda de la nación habría hecho maravillas para el país insular.
En todo el mundo, nadie quiere detener la creación de dinero. Mientras tanto, todos se sorprenden cuando las monedas se desploman. Considere lo que sugiere el Havana Times:
A todo esto hay que añadir el aumento de las sanciones de Estados Unidos y el endurecimiento del embargo, que dificulta las operaciones financieras desde 1962, y que imposibilita el acceso de Cuba al crédito de los organismos financieros internacionales.
La razón por la que cualquier nación querría acceder al crédito de los «organismos financieros internacionales» sigue siendo un misterio. El número de veces que una nación ha dejado de pagar un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) debería ser ya una leyenda. Un «nuevo préstamo» del FMI aumentaría la masa monetaria de Cuba, aumentaría la carga de su deuda y conllevaría la propensión al impago, lo que podría llevar a medidas de austeridad.
Cuando se compara la elección entre imprimir una moneda local hasta el olvido, pedir préstamos a organizaciones supranacionales clandestinas o abstenerse de hacer cualquiera de las dos cosas, sólo un resultado emerge como claro ganador. Una nación debería dejar siempre de imprimir dinero porque la impresión de dinero nunca ha conducido a un resultado favorable para ninguna nación. Por qué el camino más claro hacia el éxito es siempre el que no se toma, es algo que nadie sabe.