El Premio Nobel de Oliver Williamson, compartido con Elinor Ostrom, es una gran noticia para los austriacos. El innovador análisis de Williamson sobre cómo surgen, funcionan y se adaptan las formas de organización alternativas, mercados, jerarquías e híbridos, como él las llama, ha definido el campo moderno de la economía organizacional.
Williamson no es austriaco, pero simpatiza con los temas austriacos (en particular con la comprensión hayekiana del conocimiento tácito y la competencia en el mercado). Su concepto de la especificidad de los activos mejora y amplía la teoría austríaca del capital y su teoría de los límites de las empresas ha desplazado casi por sí sola el modelo de referencia de la competencia perfecta de partes importantes de la organización industrial y la economía antimonopolio.
También es un economista pragmático, cuidadoso y práctico que se preocupa, en primer lugar, por los fenómenos económicos del mundo real, eligiendo la claridad y la relevancia por encima de la elegancia matemática formal. Por estas y muchas otras razones, su trabajo merece un cuidadoso estudio por parte de los austriacos.