Volume 7, No. 1 (Spring 2004)
[The Quarterly Journal of Austrian Economics 7, Nº 1 (Primavera 2004): 27-38]
Hace casi una década, Joseph Salerno, Murray Rothbard y Jeffrey Herberner (a partir de aquí nombrados como SRH) publicaron una serie artículos en Review of Austrian Economics que pretendían establecer una distinción entre las explicaciones respectivas de Ludwig von Mises y Friedrich Hayek al problema de socialismo. En pocas palabras, argumentaban que el argumento del cálculo de Mises había diagnosticado suficientemente el problema socialismo antes de la entrada de Hayek en el debate. También argumentaban que el análisis de Hayek del problema no constituía necesariamente un obstáculo para el funcionamiento del estado socialista.
Los argumentos presentados por SRH para llegar a su distinción generaron una serie de escritos inmediatos, que añadieron una cantidad importante de confusión sobre la materia. Una primera fase de escritos aparecía a principios de la década de 1990 y acababa en 1997 (Rothbard 1991; Yeager 1994, 1996, 1997; Salerno 1994, 1996; Kirzner 1996; Hoppe 1996; Herbener 1991, 1996). Estos escritos aportaron un progreso muy limitado hacia la resolución de diferencias que dieron lugar a la polémica. En esencia, las discusiones nunca llegaron más allá de una mera discusión sobre lo que realmente habían querido decir SRH. Un ejemplo es la pregunta de Leland Yeager a SRH, que se refiere a su distinción propuesta, como parte del artículo final publicado en la primera fase de escritos. Yeager pregunta si los argumentos de SRH para una distinción han sido un intento de tratar los argumentos respectivos de Hayek y Mises como mutuamente exclusivos. Lo hacía retando a Salerno a exponer una situación en la que la explicación de Hayek “no estuviera íntimamente ligada al problema que Mises había diagnosticado” (Yeager 1997). Más recientemente ha aparecido una segunda oleada de artículos tratando el tema, ocupándose de los mismos asuntos que se plantearon en el debate original, aunque a un nivel más detallado (Salerno 1999, 2002; Caldwell 2002). De forma similar a la polémica de la década de 1990, el debate continúa provocando una cuña entre Hayek y Mises, en lugar de buscar territorio común.
Aquí intentamos reducir la confusión que ha generado y continúa generando la polémica ofreciendo una explicación de cómo SRH llegaron a interpretar a Hayek y Mises como pensadores distintos en lugar de complementarios con respecto al socialismo. En concreto, está probado que fue su visión de Hayek como un teórico del equilibrio cercano o “próximo” lo que permitió a SRH indicar una distinción. Esto significa que Hayek concibe la economía como funcionando lo suficientemente cerca de un estado final o estático de equilibrio, en el que los precios presentes (es decir, del pasado inmediato) contienen toda la información necesaria para guiar a los productores a la hora de tomar las decisiones óptimas de asignación de recursos. Esta visión mantiene un futuro que no es muy distinto del presente y en el que la asignación racional de recursos no destaca la indispensabilidad de un proceso dinámico de evaluación empresarial, que opera bajo incertidumbre y que implica la previsión de datos del mercado futuro y la evaluación de los precios futuros de salida sobre la base de previsiones cualitativas y falibles. Por tanto, la interpretación de SRH de Hayek contrasta enormemente con la visión de Mises del problema del socialismo. También se ejemplifica en el trabajo que, aunque hay una fuerte evidencia textual que apoya la interpretación de SRH de la visión del mercado de Hayek, no presta interés a los escritos posteriores de Hayek sobre los asuntos más generales del orden y el progreso social, que destacan el “descubrimiento” y el “aprendizaje”.
Es importante tratar la confusión que ha aparecido con la polémica por dos razones. Primero, es importante para los propios economistas austriacos. La principal contribución de la polémica, hasta ahora, ha sido aumentar las diferencias existentes entre los austriacos. Esto es un problema en una época en la que varios economistas austriacos están destacando la importancia de buscar una base común en la economía austriaca. Kirzner, por ejemplo, pedía lo siguiente en 1996:
Si queremos preservar y avanzar en el legado misesiano, no debemos generar confusión (tanto entre los austriacos como entre sus oponentes) exagerando las diferencias percibidas entre Mises y Hayek hasta el punto de que las ideas esencialmente compartidas por ambos se vean peligrosamente oscurecidas (Kirzner 1996, p. 154).
Tratar la confusión es también importante porque se enfrenta directamente a la opinión sostenida por un número importante de economistas austriacos (en particular, aquellos que rebajan o niegan las diferencias entre las posturas misesiana y hayekiana sobre el debate del cálculo socialista) en relación con la correcta comprensión del problema de socialismo. Por supuesto, este asunto es también crítico debido a la importancia que tiene una comprensión correcta del problema del socialismo para el estudio de la sociedad en su conjunto. Leland Yeager destaca varias áreas en las que esto es verdad, incluyendo teoría económica, historia del pensamiento económico e historia económica del siglo XX (Yeager 1997).
Este trabajo se organiza en cuatro secciones. La primera sección expone los conocidos argumentos de Hayek y Mises con respecto a los problemas del socialismo. La sección dos expone y evalúa los argumentos planteados por SRH. La tercera sección identifica una base común para facilitar “salvar” las principales diferencias detrás de la polémica. Una sección final ofrece algunos comentarios como conclusión.
Los análisis de Mises y Hayek del problema del socialismo
Como la “polémica” se origina a partir de diferencias en la interpretación de las posturas de Hayek y Mises sobre el problema del socialismo, es importante empezar explicando estas posturas respectivas. Como es sabido, las posturas de Mises y Hayek sobre el problema del socialismo pueden remontarse a un puñado de publicaciones escritas entre 1920 y 1940 en oposición a la opinión generalmente sostenida en aquel momento de que el socialismo era una opción viable de organización económica. En términos generales, Mises y Hayek argumentaban que, en ausencia de mercados libres y propiedad privada del capital y la tierra, una autoridad planificadora centralizada sería incapaz de tomar decisiones eficientes de asignación de recursos.
Los argumentos de Mises
Mises dará dos argumentos principales de por qué una autoridad planificadora centralizada sería incapaz de tomar decisiones eficientes de asignación de recursos. Están descritas en su famoso artículo “El cálculo económico en la comunidad socialista” (Mises 1935) y repetidos en sus escritos posteriores (por ejemplo, ver Mises 1996 y 1969).
El primer argumento se refería a la falta de incentivos existentes en una sociedad socialista para que la gente actúe económicamente. En concreto, Mises argumentaba que la falta de propiedad privada de capital y tierra en el estado socialista haría que la gente tuviera menos razones para actuar responsablemente y asumir iniciativas. Mises se refería a esto como una falta de “mentalidad comercial” en el estado socialista. Según Mises, la falta de mentalidad comercial no puede ser replicada por los planificadores centrales. Escribe:
La mentalidad comercial no es algo externo, que pueda transferirse arbitrariamente. Las cualidades de un comerciante no son propiedad de una persona dependiendo de una actitud innata, ni se adquieren mediante estudios en una escuela comercial ni trabajando en un comercio, ni siquiera habiendo sido un hombre de negocios durante algún periodo de tiempo. La actitud y actividad comerciales del emprendedor derivan de su posición en el proceso económico y se pierden con su desaparición (Mises 1935, p. 120).
Así que el primer problema destacado por Mises es principalmente una implicación de la estructura institucional incentivos proporcionada por el estado socialista (o la falta de estos).
El segundo problema destacado por Mises es un resultado de las dificultades propias de determinar los valores monetarios de los bienes de producción en el estado socialista: según Mises, esos valores esos valores solo pueden proporcionarse en los mercados libres en los que se permite la propiedad del capital y la tierra. Sin valores monetarios, según Mises, es “imposible” para la mente humana calcular o procesar escenarios de producción de “pérdidas y ganancias” relativamente complejos. Mises escribe que esto “requiere estimaciones bastante más exactas y algún juicio de los asuntos económicos que se ven realmente afectados” (Mises 1935, p. 96). Así, en opinión de Mises, los valores monetarios proporcionan una guía crítica para las personas que toman decisiones. El problema destacado por Mises deriva, por tanto, de la idea de que los planificadores económicos socialistas no tienen acceso a los valore monetarios necesarios. Estos se verían por tanto restringidos a tomar decisiones de asignación de recursos sobre procesos de producción que “son relativamente cortos y en los que la el gasto y la renta afectados pueden calibrarse fácilmente” (p. 96). La deducción que hace Mises de esto es que el estado socialista se quedaría en un estado relativamente “primitivo” de desarrollo.
Los argumentos de Hayek
Los argumentos de Hayek contra el socialismo son menos directos que los de Mises. Esto puede explicarse por el hecho de que se desarrollaron originalmente como una extensión de los argumentos de Mises y luego se desarrollaron a lo largo de un periodo extenso de tiempo. Pero, en principio, Hayek proporcionaba dos argumentos principales. El primero se desarrolló como respuesta directa a una serie de artículos publicados por los economistas ortodoxos y dirigidos a refutar lo que se conoce como el argumento del “cálculo” de Mises (es decir, el segundo de los dos argumentos de Mises antes mencionados) (Kirzner 1987). Esencialmente, estos habían argumentado, en contra de la postura de Mises, que no hacen falta precios proporcionados por el mercado para guiarse, sino que podrían disponerse precios no de mercado anunciados por las autoridades centrales y tratados por los gestores socialistas de la misma manera que los tratan los productores en mercados de competencia perfecta de factores y productos.1
En respuesta a este argumento, Hayek público tres artículos que se ocupaban específicamente del problema del “cálculo” diagnosticado por Mises. En estos, argumentaba que, aunque fuera posible, como alegaban los economistas ortodoxos, recoger todos los datos relevantes, el problema del socialismo quedaría sin resolver (Hayek 1948d, 1948e, 1948f). La razón de esto, según Hayek, reside en “la naturaleza y cantidad de información concreta requerida si se busca una solución numérica y la magnitud de la tarea que esta solución numérica debe conllevar en cualquier comunidad moderna” (Hayek 1948e, p. 153). Según Hayek, la cantidad de información necesaria para hacer el resultado al menos comparable con el que proporciona el sistema competitivo excedería el poder del análisis algebraico (Hayek 1948f).
El segundo argumento planteado por Hayek no aparece hasta un par de años después de exponer su argumento original y lo hacía en los que se llaman a menudo los artículos del conocimiento de Hayek (Hayek 1948b, 1948g, 1948c). En estos, Hayek completaba el argumento que había iniciado, refutando también la suposición de que una autoridad planificadora centralizada sería en realidad capaz de recoger todos los datos relevantes. Para hacerlo, Hayek destacaba la importancia del conocimiento en la sociedad (ver especialmente Hayek 1948g).
El conocimiento, según Hayek, proporciona los datos a partir de los cuales se inicia el cálculo económico. Sin embargo, estos datos no pueden ser recogidos por una autoridad planificadora centralizada porque no están disponibles. Están en buena parte dispersos en el tiempo y el espacio, es decir, es conocimiento privado que depende de circunstancias particulares. Hayek escribe:
El conocimiento de las circunstancias del que tenemos que hacer uso [para calcular] nunca existe en forma concentrada o integrada, sino solo como las piezas dispersas de un conocimiento incompleto y frecuentemente contradictorio que poseen personas independientes (Hayek 1948g, p. 77).
Por tanto, según Hayek, el problema real de la sociedad socialista es “que los ‘datos’ a partir de los cuales se iniciaría el cálculo económico nunca están ‘dados’ para toda la sociedad en una sola mente que pueda deducir sus implicaciones y nunca pueden estar dados” (Hayek 1948g, p. 77). Así, en opinión de Hayek, el problema del socialismo se encuentra principalmente en la ignorancia o falta de conocimiento de la autoridad planificadora central.
La polémica reciente: Cómo se llega a la distinción
Es con respecto a los argumentos arriba presentados con lo que SRH han tratado de establecer una distinción entre Hayek y Mises. Aunque nunca se ha establecido claramente cómo llegaron SRH a esta distinción, dos proposiciones clave parecen ser la base de su postura. Primero, que el argumento del cálculo de mises había diagnosticado suficientemente problema socialismo, antes de la entrada de Hayek en el debate. Y segundo, que el análisis de Hayek del problema de socialismo, al estar basado en la falta de conocimiento de las autoridades planificadores centrales, no constituye necesariamente un obstáculo para el funcionamiento del estado socialista. Lo que sigue proporciona una posible explicación de cómo SRH llegaron a estas proposiciones y cómo les permitieron establecer una distinción entre mises y Hayek.
SRH y el análisis de Mises del problema del socialismo
La opinión de SRH de que el argumento del cálculo de Mises había diagnosticado suficientemente el problema del socialismo, antes de la entrada de Hayek en el debate, representa el asunto menos polémico de la discusión. SRH mantiene esta opinión basándose en la importancia que Mises atribuye a papel del proceso de valoración en el cálculo económico. Este proceso es definido por Salerno como el
proceso del mercado que transforma el conocimiento sustancialmente cualitativo acerca de las condiciones económicas adquiridas individual e independientemente por parte de empresarios en competencia, incluyendo sus estimaciones de las inconmensurables valoraciones subjetivas de los consumidores individuales para todo el conjunto de los bienes finales, dentro de un sistema de tipos objetivos de intercambio para la multitud de factores originales e intermedios de producción (Salerno 1994, p. 112).
De acuerdo con SRH, la importancia del proceso de evaluaciónen el diagnóstico del problema del socialismo por Mises es que da un reconocimiento explícito a la postura de este de que dicho problema se basa en último término en la incapacidad del estado socialista de tratar el cambio (es decir, de tratar la dinámica económica). Según Mises, el cálculo económico incorpora dicho cambio por medio de la previsión emprendedora. Es decir, los emprendedores prevén y calculan escenarios de pérdidas y ganancias basados en juicios subjetivos individuales y precios en el pasado. Los efectos agregados de estas valoraciones individuales se transforman luego en precios objetivos, que representan las previsiones agregadas de los hechos esperados por los participantes en el mercado (es decir, el proceso de evaluación). Como el cálculo económico incorpora previsión emprendedora, está, según Mises, íntimamente ligado a ciertas instituciones sociales que no pueden replicarse en el estado socialista. Salerno (1994) identifica correctamente estas instituciones como la división del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción y Rothbard (1991, pp. 52-53) se refiere a ellas como “la existencia de un mercado en los medios de producción, un mercado que produce precios monetarios basados en genuinos intercambios con ánimo de lucro por parte de los propietarios privados de dichos medios de producción”. Por tanto, la postura de SRH de que el argumento del cálculo de Mises diagnosticaba suficientemente problema de socialismo deriva de la idea de este de que el problema de socialismo se refiere a los derechos de propiedad privada, porque estos permiten el proceso de evaluación para incorporar el cambio de manera eficaz.
SRH y el análisis de Hayek del problema del socialismo
El que el proceso de evaluación sea una parte crucial del diagnóstico de Mises del problema del socialismo no debería resultar ninguna sorpresa para la gente familiarizada con los escritos de este. Sin embargo, lo que ha causado confusión en esta polémica es que esto parece haber constituido el núcleo del argumento de SRH para establecer una distinción entre las respectivas explicaciones de Hayek y Mises del problema de socialismo. Repito, la importancia del proceso de evaluación en establecer esa distinción es, según SRH, que da reconocimiento al hecho de que el cálculo económico requiere conocimiento emprendedor (es decir, se realiza no solo considerando los precios actuales, sino que también se basa en expectativas acerca de los precios futuros).
Aunque nunca fue explicado claramente por SRH cómo el proceso de evaluación justifica una distinción entre el argumento del conocimiento de Hayek y al argumento del cálculo de Mises, Salerno ofrece fuertes indicaciones de que la lógica subyacente para esta postura se basa en una consideración de Hayek como un teórico del equilibrio estático. El ejemplo más explícito de esto aparece en una réplica del propio Salerno a una petición realizada por Leland Yeager en 1994 de más explicaciones sobre la supuesta distinción. En esta réplica, Salerno explica que el fallo de Yeager en distinguir entre cálculo y conocimiento puede atribuirse a la confianza que “Yeager, Hayek y los teóricos del equilibrio de todo tipo” atribuyen al equilibrio próximo (EP). Según Salerno, el proceso de evaluación no es necesario en un estado en el que se ha llegado al equilibrio próximo. Escribe:
Con la economía siempre en EP y precios actuales que llevan por tanto a los productores a un conocimiento prácticamente completo acerca de las condiciones económicas relevantes en el presente y en el futuro, la única función que queda para los emprendedores es calcular robóticamente las funciones de ingreso y coste y asignar recursos para igualar ingreso marginal y coste marginal. Como la adquisición y uso del conocimiento se presenta así como la esencia del cálculo económico, los planificadores centralizados u otros deberían conseguir el mismo conocimiento en ausencia de un sistema de precios y el problema del cálculo emprendedor podría ser fácilmente resuelto por los métodos de la programación lineal (Salerno 1994, p. 118).
La cuestión de si Hayek y otros austriacos de cuarta generación eran teóricos del equilibrio general estático ha sido también el tema de artículos más recientes de Salerno. En ellos, Salerno sostiene su argumento original, pero proporciona detalles adicionales como base para la distinción, derivando la visión de Hayek como un teórico del equilibrio general estático de la influencia que había tenido Wieser sobre este, refiriéndose a Wieser como un teórico del equilibrio general “verbal” (Salerno 1999 y 2002).
Así, basándonos en este pasaje, es posible entender la lógica detrás de la distinción de SRH. En esencia, argumentan que, en un mundo cercano al equilibrio, los precios actuales, o más bien los precios que se han apreciado del pasado inmediato, pueden servir como guías bastante adecuadas para decisiones de producción orientada al futuro, porque no hay una verdadera incertidumbre y por tanto no tiene sentido el proceso emprendedor de evaluación. Consecuentemente, la explicación de Hayek del problema de socialismo basada en el argumento de la posibilidad de que toda la información relevante pudiera recogerse y trasladarse a una autoridad central no podría rechazarse si una economía operara muy cerca del equilibrio. De ahí que la referencia de SRH a Hayek como un teórico del equilibrio próximo (en otras partes esta referencia a Hayek es sinónima, por parte de SHR, a “teórico del equilibrio cercano”) sea en todos los sentidos importantes equivalente a una visión de Hayek como un teórico del equilibrio estático (es decir, la economía ha llegado a su estado final de reposo y prácticamente no funciona al estar muy cercano a él). En su opinión, solo la explicación de Mises del problema de socialismo se enfrenta suficientemente a la posibilidad el socialismo, a través de la atención explícita que este da al papel del emprendedor en el proceso de evaluación.
Interpretando a Hayek: ¿un teórico del equilibrio dinámico o o del equilibrio próximo?
Considerando la visión de SRH de Hayek como un teórico del equilibrio estático, es importante preguntarnos si es una visión que puede estar justificada. La respuesta a esta pregunta depende de las aproximaciones concretas elegidas para interpretar los escritos de Hayek. Esta sección muestra cómo puede usarse una interpretación de los escritos de Hayek pasada en evidencia “textual” para justificar una visión de Hayek como un teórico del equilibrio estático. Sin embargo, esta sección también destaca que, basándonos en una interpretación más amplia de Hayek, es difícil negar que su interés principal estaba centrado en el carácter dinámico de la organización económica (o de la organización social, más tarde en su carrera).
Llegando a una interpretación estática de los escritos de Hayek
Es bien sabido que Hayek hace numerosas referencias de sus artículos sobre el conocimiento a la existencia de una “tendencia hacia el equilibrio”, lo que es una indicación de su interés por el carácter dinámico de la organización económica (ver especialmente Hayek 1948b). Sin embargo, Hayek nunca define explícitamente la magnitud o proximidad que tiene esta tendencia en relación con un estado completo de equilibrio. Como consecuencia, se puede argumentar que la tendencia hacia el equilibrio propuesta por Hayek tiene una proximidad muy cercana a un estado completo de equilibrio. De hecho, en su extremo, se podría argumentar que está en una proximidad tan cercana que es indistinguible de un estado completo de equilibrio. Esta interpretación echaría una mano a la justificación de la definición de SRH del equilibrio próximo (o “equilibrio cercano”), como algo cercano o equivalente al equilibrio estático. La distinción establecida por SRH entre las respectivas posturas de Mises y Hayek sobre el debate del cálculo socialista pueden por tanto llevarnos a una visión de Hayek como un teórico del equilibrio cercano o del equilibrio “próximo”. Es decir, a Hayek se le considera concibiendo la economía como algo que funciona siempre lo suficientemente cerca de un estado de equilibrio final o estático, de manera que los precios presentes (es decir, inmediatamente pasados) contienen toda la información necesaria para guiar a los productores a tomar decisiones óptimas de asignación de recursos, previendo así un futuro que no será muy distinto del presente. Por esta razón, SRH argumenta que Hayek (al contrario que Mises) no destaca la indispensabilidad de un proceso de evaluación emprendedora dinámica, que funciona bajo incertidumbre y que implica prever los datos futuros del mercado y evaluar los precios futuros de los productos sobre la base de estas previsiones cualitativas y falibles, para una asignación racional de recursos.
También hay evidencia “textual” para apoyar la interpretación de SRH de la visión del mercado de Hayek. Por ejemplo, muchas de las frases clave en los artículos del conocimiento de Hayek proporcionan un apoyo explícito para esta opinión sobre él. A lo largo de la polémica, SRH llaman la atención sobre varios de ellos, incluyendo una frase del artículo de Hayek “El uso del conocimiento en la sociedad”. Hayek escribe: “El mero hecho de que haya un precio para cada producto (…) lleva a la solución de que (es conceptualmente posible que) se pueda haber llegado a él a través de una sola mente que poseía toda la información” (citado en Salerno 1994). Tomada literalmente, esta frase alega que los precios de los productos reflejan toda la información, un escenario que, por supuesto, solo es posible si la economía ha llegado a su estado final de reposo. Por tanto, parte de la polémica puede atribuirse a la inclusión de lecturas. Una buena parte de los argumentos expuestos en los debates minimiza sin embargo posteriores escritos de Hayek sobre los asuntos más amplios del orden social y el progreso y que destacan el “descubrimiento” y el “aprendizaje”.
Cuando se lee a Hayek en un contexto más amplio, la visión de este como un teórico del equilibrio estático se convierte en más difícil de aceptar. Es sus escritos posteriores, Hayek presta atención explícita a la importancia de conceptos dinámicos como “aprendizaje” y “descubrimiento” para explicar el progreso social (ver Hayek 1979b; 1979c; 1973, pp. 114-116). Como saben muy bien los hayekianos, “aprendizaje” y “descubrimiento” representan los bloques constructivos de las explicaciones de Hayek de lo que nos produce “orden” social. Según Hayek, en ausencia de orden (es decir, de instituciones), no se produciría progreso social porque la gente sería incapaz de satisfacer sus necesidades básicas. La satisfacción de estas necesidades sirve como requisito previo para que las personas puedan tratar la “novedad” y hacen falta novedades para que se produzca el progreso social.2 Así que, si se dirige la atención hacia estos escritos posteriores, es más probable que se perciba a Hayek como un teórico del equilibrio dinámico (o, más correctamente, que el equilibrio hayekiano se perciba como dinámico).
Salvando las diferencias
Considerando el importante papel histórico de las teorías de la organización económica en la economía austriaca, es importante que se resuelva la polémica anterior. Este trabajo hace una contribución a la polémica entre SRH y aquellos austriacos que minimizan o niegan las diferencias entre las posturas misesiana y hayekiana sobre el debate del cálculo socialista señalando el hecho de las tendencias de equilibro de Hayek como teórico económico como el punto esencial del debate. Dada la explicación aquí y en la extensa cantidad de escritos de alta calidad que han generado los austriacos sobre el tema de la organización económica, tendría que haber un consenso general entre los austriacos, en al menos asuntos con respecto a dicha organización económica. Primero, que el problema del cálculo económico se basa en la dinámica económica y no en su estática. Y segundo, que si aceptamos una interpretación de Hayek como teórico del equilibrio estático sí es posible refutar el diagnóstico del problema del socialismo y establecer una distinción entre Mises y Hayek.
Sin embargo, aunque se llegara a un acuerdo sobre estos dos asuntos y este fuera suficiente para salvar las diferencias que generó la polémica antes explicada, parece estar en juego algo más importante. Explicar el valor, desde una perspectiva austriaca de ver a Hayek como un teórico del equilibrio estático: un asunto que no trataron nunca directamente SRH durante la polémica. Aunque una explicación de este asunto va más allá del ámbito de este artículo, puede potencialmente redirigir una polémica en la que la energía intelectual se ha dirigido principalmente hacia una heurística negativa y convertirla en algo constructivo. Esas explicaciones parecen importantes, particularmente si se considera la supervivencia a largo plazo de la economía austriaca como algo dependiente para de éxito de la explicación de los fenómenos económicos y sociales.
Comentarios finales
Este trabajo ha tratado de salvar las diferencias no resueltas que quedan de la “polémica” de Hayek y Mises que se materializó a principios de la década de 1990. Para lograr esto, el trabajo trataba de proporcionar una explicación de cómo SRH llegaron a interpretar a Hayek y Mises como pensadores distintos en lugar de complementarios con respecto al socialismo. Se ha argumentado que la distinción realizada se basa en último término en una visión de Hayek como un teórico del equilibrio cercano o próximo. Esto significa que Hayek concibe la economía como operando lo suficientemente cerca de un estado final o estático de equilibrio, en el que los precios presentes (es decir, del pasado inmediato) contienen toda la información necesaria para guiar a los productores en la toma óptima de decisiones de asignación de recursos, una interpretación de Hayek que contrasta radicalmente con la visión de Mises del problema del socialismo. También se argumentaba que aunque hay fuertes evidencias textuales que apoyan la interpretación de SRH de la visión de Hayek del mercado, se minimizan los escritos posteriores de Hayek sobre los asuntos más amplios del orden y el progreso social, que destacan el “descubrimiento” y el “aprendizaje”.
El trabajo también señala la importancia de centrar la economía austriaca en la heurística positiva en lugar de la negativa. Al hacerlo, los austriacos tendrían que aprovechar completamente los muchos y excelentes escritos tanto de Mises como de Hayek (y de otros austriacos). El enfoque en un aspecto demasiado estrecho de estos pensamientos eruditos, como aquellos de Hayek, corre el riesgo de generar desacuerdos innecesarios entre los austriacos, como se ha visto en la “polémica de Mises y Hayek”.