Auges y caídas

En esta crisis, la oferta de dinero ya ha aumentado mucho más que durante la última crisis. Pero es difícil decir cuando esto producirá inflación porque todavía estamos en medio de un shock de demanda y un colapso en los precios del petróleo.

La actual crisis se ha visto agravada por los anteriores períodos de dinero fácil, que destruyeron la creación de riqueza que es fundamental para sostener una economía en crecimiento.

«Es fundamentalmente erróneo poner toda la economía al servicio de un solo objetivo y comprometerse con una sola solución. La acción humana siempre implica sopesar diferentes objetivos y diferentes medios».

Puede que el pánico del COVID-19 haya acelerado el inicio de esta crisis económica, pero el virus no fue la causa. La verdadera causa de la crisis fue el boom que la precedió.

La depresión del COVID-19 expondrá la burbuja del centro de convenciones de Las Vegas como lo que es: una malinversión masiva.

¿No te sentirías genial sabiendo que tu selección de acciones está totalmente asegurada por la Reserva Federal? Los multimillonarios y los ricos gestores de fondos de cobertura conocen la sensación.

Desde Nueva York hasta Londres, pasando por Bruselas y Tokio, los bancos centrales han adoptado en las dos últimas semanas una amplia variedad de medidas inflacionistas extraordinarias para apoyar a los bancos y gobiernos insolventes.

La crisis del coronavirus ha desencadenado dos tipos de bancarrotas muy diferentes, con causas distintas, y que deberían requerir soluciones diferentes.

La cartera de la Reserva Federal es ahora un 35 por ciento más grande desde que la Reserva Federal prometió «disminuir» su cartera y «normalizar». Cada vez está más claro que no habrá ninguna normalización. Nunca.

Este año, al igual que en 2006, la industria inmobiliaria está en negación sobre el estado de la economía.