Estrategia

A menos que los oponentes de la izquierda se centren en cambiar la deriva ideológica de los votantes hacia la izquierda, los candidatos que quieran ganar las elecciones tendrán que seguir moviéndose también hacia la izquierda.

Incluso si pierde, Donald Trump todavía tiene tiempo para cambiar la política militar, perdonar a los aliados, desbancar a la junta de gobernadores de la Reserva Federal, y tirar una llave de tuerca en el aparato del Estado profundo.

Una elección impugnada ayudaría a recordarnos que las elecciones no demuestran «la voluntad del pueblo» y que la unidad nacional se basa en algunos mitos muy frágiles.

¿Sigue siendo posible «despertar a las masas populares contra las élites que las están saqueando» en números efectivos? Hasta 1992, Rothbard pensaba que sí. Y tenía ejemplos históricos de su lado.

Estados Unidos se enfrenta hoy a una crisis sin precedentes. Nuestra economía se está colapsando, y la falsa «epidemia» de coronavirus, con sus restricciones draconianas, está destruyendo nuestra libertad. ¿Qué podemos hacer?

Silicon Valley y los medios de comunicación se están moviendo aún más a la izquierda. Esto es lo que se espera cuando un solo grupo ideológico controla las instituciones educativas y los principales medios de comunicación durante un período de varias décadas.

En lugar de elegir entre un grupo de narcisistas desesperados por hacerse populares redistribuyendo los ingresos de otros, ¿por qué no elegir a los titulares de los cargos por sorteo durante un solo período?

Tratar de mantenerse a la cabeza de la imprenta del gobierno es la preocupación constante del ciudadano moderno.

En Brasil, las reformas más efectivas parecen acumularse a nivel estatal y local. Ha habido un éxito real en el retroceso de los aumentos de impuestos y más.

La tarea que tenemos por delante es demostrar que, cualesquiera que sean los sacrificios necesarios para lograr una toma de decisiones más localizada, la centralización es demasiado peligrosa para continuar.