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La rebelión de Shays fue utilizada por contrarrevolucionarios como Alexander Hamilton para impulsar la nueva constitución centralista de 1787. Pero Jefferson, por el contrario, llegó a la conclusión de que tales levantamientos eran «una medicina necesaria para la buena salud del gobierno».

Los defensores de los confinamientos afirman que el miedo al virus es lo que realmente mantiene a la gente en casa —y por tanto ha provocado la destrucción económica del año pasado. Pero también afirman que, sin los confinamientos forzosos, la gente volverá rápidamente a la normalidad. Ambas cosas no pueden ser ciertas.

La impresión de dinero por parte del gobierno puede aumentar el PIB, pero no hará nada para arreglar las pérdidas que millones de personas han sufrido por las restricciones y confinamientos por el Covid.

El hecho de que los imperios coloniales a menudo difieran significativamente en sus resultados puede servirnos para comprender qué tipo de políticas gubernamentales son las más y las menos perjudiciales.

Desde que la URSS se derrumbó de forma inesperada, la OTAN ha ido hurgando en los avisperos y encontrando nuevos enemigos con la esperanza de justificar su existencia. Ha llegado el momento de cerrarlo todo.

Hace cuarenta años, EEUU casi no tenía la portación oculta legal. Luego, en unas pocas décadas, dieciocho estados adoptaron disposiciones de «porte constitucional» en toda regla, y muchos otros estados adoptaron también disposiciones de porte oculto.

«sSe desprende necesariamente del principio de los derechos del hombre». Y es la razón por la que Rothbard apoyó la secesión y el gobierno local hasta el nivel más local posible.

El régimen chino espera poder utilizar un yuan digital para desafiar la supremacía del dólar americano. Ello conlleva una serie de ventajas geopolíticas.

Después del desastre económico creado por los encierros, las cabezas parlanchinas de los medios de comunicación todavía tienen la desfachatez de afirmar que un gobierno y un gasto demasiado pequeños causaron la crisis.

La tasa de homicidios aumentó considerablemente en 2020. Una de las causas más probables fue el desmoronamiento general de las instituciones sociales forzado por las órdenes de los políticos de quedarse en casa y los confinamientos obligatorios.