Rothbard ofrece un relato sucinto de los orígenes del dinero, demostrando por qué el dinero debe tener su origen en una mercancía. La banca se origina en los orfebres, que emitían certificados de depósito para el oro depositado en sus almacenes. A partir de esto se desarrolló un sistema de reserva fraccionaria, inherentemente propenso a la expansión y el pánico monetarios.
A finales del siglo XIX, surgió un movimiento hacia la centralización bancaria tanto entre los «progresistas» como entre los banqueros, al ansiar estos últimos aumentar sus ganancias. A partir de esos planes, se desarrolló el Sistema de la Reserva Federal. Rothbard muestra la influencia dominante de la familia bancaria de los Morgan en la concepción de la Fed. Durante el New Deal, los intereses de Rockefeller tuvieron la máxima influencia, con los intereses de los Morgan reducidos a la subordinación, aunque con un papel aún muy potente.
El libro concluye con una explicación del papel de la Fed a la hora de causar inflación y ciclos económicos. La abolición de esta nefasta institución debe ser parte de cualquier programa para una genuina reforma financiera.