La siguiente es una entrevista realizada en el verano de 1990 a Murray Rothbard para la Austrian Economics Newsletter.
AEN: ¿Algún pensamiento reciente sobre la hermenéutica?
MNR: Esa es una pregunta de historia del pensamiento, dado que la hermenéutica ha sido destruida por Hans-Hermann Hoppe y David Gordon. Parte de su crítica es que la hermenéutica fue incapaz de demostrar en términos concretos cómo este nuevo “giro” podría mejorar nuestro entendimiento de la economía. Pero si no hubiesen sido contestados, podrían haber continuado por años.
AEN: La principal atracción a la hermenéutica fue un vínculo de Mises con ciertos fenomenologistas racionales. ¿Qué partes de este vínculo le gustan y cuáles le disgustan?
MNR: El vínculo fue Alfred Schütz. Era un fenomenologista que creía en el libre mercado y fue anti-positivista. Hizo un excelente trabajo atacando a los positivistas y dejando de lado mentes a favor de los experimentos. Luego marcaría que se necesitan mentes para conducir y verificar los experimentos. Antes que esto, Brentano se encontraba bastante próximo a Menger y los austríacos. Los brentanoistas enseñaban lógica, razón, la ciencia de la acción humana, afirmaban que los valores existían, y perseguían un análisis objetivo de la subjetividad. Mises siempre fue claro: sus partidarios no comprenden economía. Las enseñanzas de Dilthey, Windelbrand, Ricket, y Weber son útiles para el análisis histórico, pero no para la teoría económica: Verstehen no Vergiefen. En la búsqueda del subjetivismo, no se puede dispensar de la ciencia y la razón. Con pocas excepciones, del modo en que la fenomenología se desarrolló se volvió irracional y colectivista.
Una buena parte de la fenomenología ya es parte de la tradición Austriaca, como he mencionado en mi artículo sobre praxeología para los volúmenes Nathanson, Phenomenology and the Social Sciences. El otro economista, John O’Neill, quien también escribió para el volumen produjo una palabrería puramente irracional. Y no había mucho más de utilidad en esos dos volúmenes. A Kirzner también se le invitó a contribuir en este volumen, pero rechazó la propuesta, opinando que los misesianos no tenían nada que ver con la fenomenología. Supongo que yo estaba tratando de ir más allá.
AEN: ¿Cuál es su visión sobre la afirmación de Hayek de que todo el progreso en economía ha ido en dirección del subjetivismo?
MNR: Es verdad, pero no ha sido una subida ascendente. La temprana teoría económica tenía sus raíces en las tradiciones italiana, francesa, y española, que eran de orientación subjetivista. Luego se orientó hacia un terrible camino por parte de Smith y Ricardo y la tradición clásica inglesa, que es “objetivista” –los valores se encuentran inherentes en la producción. Hubo un reacomodamiento parcial hacia el subjetivismo, pero fue bloqueado por Marshall. Mises trajo de vuelta la tradición del valor-subjetivo, junto con la preferencia temporal, el valor marginal ordinal, y todo el resto. Eso está bien, pero no debemos eliminar el análisis objetivo. Aún hay un mundo real allí afuera, con leyes de causa y efecto, y productos físicos siendo valorados por individuos. A través de todo esto, hemos descubierto que ser anti-positivista no es suficiente. El subjetivismo no es un principio absoluto; es una condición necesaria pero no suficiente para una metodología consistente.
AEN: El positivismo fue relacionado con el socialismo y el intervencionismo. ¿Predice ahora su declive?
MNR: Es difícil de decir. Fue central para el socialismo y la planificación del mismo modo que la praxeología es central para el libre mercado. El positivismo elimina cualquier tipo de principio de ley natural, por ejemplo, que hay leyes económicas que pueden ser trasgredidas sólo a nuestro riesgo. Con el positivismo, hay una tendencia a recurrir a teoría económica ad hoc.
Para cuando Friedman había escrito su famoso artículo defendiendo el positivismo, ese punto de vista ya había sido rechazado por la filosofía. Pero se aferró a la economía con una garra de acero por veinte años. Esto es bastante típico. Para cuando un método es transferido de una disciplina a otra, generalmente ya han sido rechazados por la disciplina original. Es tiempo de que la economía se deshaga de todas las analogías con las ciencias físicas.
AEN: ¿Cómo se hizo realidad El hombre, la economía y el mercado (HEM) se hizo realidad?
MNR: Terminó de una manera totalmente distinta a como comenzó. Después de que Mises escribiese La Acción Humana, el Volcker Fund (que promovía estudios liberales clásicos y libertarios) buscaba un texto universitario que lo digiriese y explicase. En ese momento Mises prácticamente no me conocía, dado que recién comenzaba a ir a su seminario. Escribí un capítulo de muestra, “Money: Free and Unfree.” Se lo mostraron a Mises y dio su aprobación. Entonces recibí un grant de varios años para trabajar en él. A medida que avanzaba, encontraba que Mises había dejado ideas afuera, o pasos que se encontraban implícitos en Mises y necesitaban ser explicitados.
Entregaba reportes periódicos al Volcker Fund. Finalmente me preguntaron: “Mira, ¿esto va a ser un texto de estudio o un tratado?”. Cuando les entregué el manuscrito de 1900 páginas tuvieron su respuesta. Poder y mercado era el capítulo final llamado “The Economics of Violent Intervention.” Me pidieron que lo dejase afuera dado que era demasiado radical. Fue publicado por separado años más tarde por el Institute for Humane Studies.
AEN: ¿Escribió el libro en secuencia?
MNR: Sí. Comencé con la página uno sobre metodología y se escribió por sí mismo.
AEN: ¿Hubo algo que haya quedado fuera del libro?
MNR: Quité el capítulo 5 de HEM, que incluía el análisis usual de curvas de costos. Escribí el capítulo entero antes de darme cuenta de que la aproximación que estaba adoptando no tenía sentido. Por lo que comencé de nuevo.
AEN: ¿Hay alguna duda que Mises haya sido su principal influencia?
MNR: No lo creo, pero Joseph Salerno una vez dio una charla en donde dijo que HEM posee una orientación más propia de Böhm-Bawerk que de La Acción Humana de Mises. Nunca lo había pensado de esta manera, pero puede ser cierto. Cuando estaba escribiendo la teoría del capital, utilicé principalmente a Böhm-Bawerk. No he pensado en ello dado que pensaba que Mises era seguidor de Böhm-Bawerk y no veía ninguna contradicción. Me gustaría ver una investigación del profesor Salerno sobre esto. Es un ejemplo de cómo la historia del pensamiento económico puede mostrar cosas sobre el trabajo de una persona que él mismo no conoce.
AEN: ¿Cuántos años pasaron desde que comenzó a trabajar en HEM hasta que fue publicado?
MNR: Esto es complicado. Recibí el grant en 1952, pero al poco tiempo tuve que terminar mi tesis doctoral con Arthur Burns. Desde 1953 a 1956 estuve trabajando en ambos. Finalmente terminé HEM en 1960 y fue publicado en 1962.
AEN: ¿Cómo fue recibida su tesis, The Panic of 1819?
MNR: Muy bien. De hecho, bastante mejor que cualquiera de mis otros libros. Quizás eso se deba a que no analicé las causas. Sólo escribí sobre las personas que querían curarla. Pude haber realizado mucho más trabajo en él, y aún hay mucho por decir, pero aun así estoy satisfecho con él, además, sigue siendo el único libro sobre el tema.
AEN: ¿Se estaban anticipando los académicos a la publicación de HEM?
MNR: No realmente. Incluso muy pocos estaban interesados, con la excepción de los participantes al seminario de Mises y las personas de FEE como Larry Fertig y Henry Hazlitt. Muchos de ellos no eran economistas, sino amigos y admiradores de Mises. Eran proveedores, abogados, fabricantes textiles. Aparte de Kirzner, Spadaro, Sennholz, Raico, Reisman, y los Greaves, no había movimiento austriaco con el cual hablar.
AEN: ¿Se sintió alguna vez desanimado, preguntándose “Por qué estoy haciendo esto”?
MNR: No. Cualquier oportunidad para escribir un libro o conocer nuevas personas era maravillosa. Pero estaba solo. Mises estaba en sus sesenta, Hayek y Machlup en sus cincuenta, y yo estaba en mis veinte. No había nadie intermedio. Con la posible excepción de Baldy Harper, que era libertario, pero cuyos conocimientos austríacos eran limitados, había una generación perdida. Fue eliminada por el New Deal.
AEN: Si hacemos un experimento de “Qué bello es vivir” –el estado de economía Austriaca sin HEM– se ve bastante lúgubre.
MNR: Ese es un punto interesante. De los economistas, Sennholz se volvió un especulador del mercado inmobiliario, Spadaro no escribió mucho, Reisman se volvió un ricardiano, y Hayek derivó hacia una filosofía sombría. Kirzner estaba haciendo un buen trabajo en empresarialidad, pero nadie estaba haciendo metodología, teoría monetaria, teoría del capital o mucho más.
AEN: ¿Cuáles fueron sus pensamientos sobre la reseña de Mises de HEM cuando apareció en la New Individualist Review?
MNR: Me gustó, pero no dijo mucho sobre el libro. Hubiese preferido que hubiese sido más profundo.
AEN: ¿Se molestó por algunas de sus correcciones sobre sus teorías?
MNR: No lo sé, porque nunca lo mencionó. Mises y yo solo tuvimos dos amistosas discusiones. Una fue sobre la teoría del monopolio donde él me ataca llamándome schmolleriano. Si bien nadie más en el seminario se dio cuenta, ese era el peor insulto para un austríaco. La otra discusión fue sobre la refutación utilitaria de la intervención del gobierno. Yo argumentaba que los cargos públicos podían maximizar su propio bienestar a través de la intervención económica, y no del público. Él argumentaba en respuesta que ese tipo de políticos no sobrevivirían al voto popular, cambiando entonces los términos del debate.
AEN: La Sra. Mises parece pensar que tenía diferencias sobre política internacional con Mises.
MNR: En todos los años que concurrí a su seminario y estaba con él, nunca se refirió a la política internacional. Si era un intervencionista en asuntos externos, nunca lo supe. Esto es una violación a la ley de Rothard, que consiste en que las personas tienden a especializarse en lo que son peor. Henry George, por ejemplo, es excelente en todo excepto en tierra, por lo que escribe sobre tierra el 90% del tiempo. Friedman es excelente excepto en moneda, por lo que se concentra en moneda. Mises, sin embargo, y Kirzner también, siempre trabajaron en aquello en que eran los mejores.
AEN: ¿Concurrió Hayek alguna vez al seminario de Mises en Estados Unidos?
MNR: No. Ellos tenían una relación bastante extraña. Hayek comenzó a realizar comentarios anti-miseanos bastante arcanos en sus libros, pero nadie lo sabía, ni siquiera Mises. Por ejemplo, resultó ser que el pie de página anti-walrasiano en Individualismo y orden económico en realidad era una nota al pie anti-misesiana, como Hayek admitió algunos años más tarde. Cuando Mises leyó el artículo, lo llamó para decirle que le gustó como ataque al formalismo y el equilibrio. No se dio cuenta que parte del artículo estaba dirigido en su contra. Gradualmente, Hayek se volvió más y más anti-misesiano sin realmente refutar lo que tenía que decir. Por eso Mises y Hayek continúan unidos en la mente académica.
AEN: ¿Qué sucedió en los doce años entre HEM y el premio Nobel a Hayek?
MNR: Muy poco. Hubo varias reuniones informales, con Walter Block, y R. J. Smith, quien pasó por un período de izquierdismo, pero está realizando un buen trabajo nuevamente. Durante los cincuenta, teníamos todo un grupo en Nueva York, pero se desarmó cuando Hamoway, Raico, y Liggio fueron a las escuelas de posgrado.
Se estaba formando otro grupo en los sesenta, a través de estudiantes de la Escuela de la Libertad y luego en Rampart’s College de Robert Lefevre. En una reunión, Friedman y Tullock fueron invitados por una semana, donde se había planeado que expusiesen sobre licencias de trabajo y privatización de los océanos respectivamente. Desafortunadamente, hablaron de estos temas por 30 minutos y luego volvieron a sus caballitos de batalla, teoría monetaria y elección pública, por el resto del tiempo. Inmediatamente chocamos con Friedman. Este había leído mi America’s Great Depression y estaba furioso porque de pronto estaba enfrente de todos estos rothbarianos. No sabía que esa cosa existía.
AEN: ¿Qué sucedió con el Volcker Fund?
MNR: El Volcker Fund colapsó en 1972 y destruyó la base de los estudios libertarios. El presidente era R. J. Rushdoony, quien en ese momento era un pre-milenarista calvinista, luego convertido al post-mileniarismo. Me enviaron un libro de Rushdoony, que destrocé. Combinado con otras revisiones, se convenció de que estaba rodeado por un ateo, un anarquista y conspiradores pacíficos para destruir al cristianismo. Por lo que cerró el Volcker Fund en 1962. Fue una gran tragedia. L14S se suponía que iba a ser establecido con los 17 millones de dólares provenientes del Volcker Fund para ser un think-tank, que publicase libros, patrocinara estudiantes, financiara investigación, y organizase conferencias. Baldy, en cambio, tuvo que comenzar desde cero.
AEN: ¿Cómo surgió La ética de la libertad?
MNR: Recibí una beca del Volcker Fund para escribirlo. Se suponía que debía ser una reconciliación del libertarismo con la cultura conservadora y la ética personal, lo que se llama paleolibertarismo en nuestros días. Pero a medida que trabajaba en él, se volvió un tratado anarco-libertario. Al inicio de los sesenta, los conservadores se habían vuelto a favor de la guerra y la idea de reconciliarnos con ellos había perdido todo su atractivo.
AEN: ¿Y Conceived in Liberty?
MNR: Luego de que la Volcker Fund colapsara, obtuve otra beca del Lilly Endowment para escribir una historia de EE.UU., sobre la que trabajé desde 1962 hasta 1966. La idea original consistía en tomar los hechos normales y poner una contribución libertaria en todo. Pero una vez que comencé a trabajar en él, encontré muchos hechos que habían sido dejados de lado, como las rebeliones impositivas. Por lo que se volvió cada vez más largo. Se convirtió en los cinco volúmenes de Conceived in Liberty, cubriendo desde el período colonial hasta el constitucional. No planeo estas cosas por adelantado. No me gusta trabajar de esa manera. Voy paso a paso y así se va desarrollando. Arlington House quebró luego de publicar el volumen cuarto. El volumen quinto, sobre la Constitución, fue escrito a mano y nadie puede entender mi letra.
AEN: ¿Y qué puede contarnos sobre las conferencias que brindó a principios de los setenta?
MNR: La primera fue realizada en Cornell, en el verano de 1973. Forest MacDonald y yo presentamos algunos artículos. En la conferencia de 1974, agregamos a Garrison, Rizzo, O’Driscoll, Salerno, Ebeling, Hutt, Grinder, y otros. Se realizó en un pequeño pueblo en Vermont, al que llamamos un “Pueblo de Equilibrio General Walrasiano” porque no había ninguna acción, competencia, ni tasas de interés. En 1976, tuvimos una maravillosa conferencia en el Castillo de Windsor, pero después de ella no hubo nada.
AEN: Pero seamos claros. ¿Entre los años 40 y el inicio de los 70, usted fue el único que hizo trabajo académico serio en economía Austriaca?
MNR: Bueno, Henry Hazzlit hizo algunos trabajos excelentes. Pero es cierto que no estaba acreditado.1 Hutt también hizo algo, pero no era en realidad austriaco. Kirzner escribió algunos artículos importantes. Pero básicamente la tradición estaba estancada. Para el final de los setenta, la economía Austriaca era considerada hayekiana, no misesiana. Sin la fundación del Instituto Mises estoy convencido que todo el programa misesiano hubiese colapsado.
AEN: ¿Cómo viene la preparación de su libro de historia del pensamiento?
MNR: Bien. El primer pensador con el que trato es Aristóteles, pero no dedico mucho tiempo a los griegos. Salto hacia los primeros cristianos. La teoría económica se volvió bastante avanzada en la Edad Media y luego comenzó a decaer. La mayoría de la historia del pensamiento asume un crecimiento lineal. Pero estoy tratando de mostrar que hay una “página de caída”.
Desafortunadamente hay un agujero en mi libro. Llego a los mercantilistas ingleses y Francis Bacon, lo que me lleva a 1620, pero luego se empantana y salto hacia delante. Este verano voy a reparar el agujero. Aparte del agujero, acabo de terminar la Escuela Francesa del laissez-faire. El próximo paso es cubrir a los pre-austriacos de mediados del siglo XIX.
AEN: Parece haber un patrón de prolongación en sus proyectos.
MNR: Tal vez. Lo que está sucediendo con mi historia del pensamiento es lo mismo que sucedió con HEM y Conceived in Liberty. Originalmente iba a ser un libro corto sobre historia del pensamiento, tomando a los mismos autores que toman los ortodoxos, revisando su juicio y dando su visión austriaca. Desafortunadamente no podía hacer eso, dado que Smith no fue el principio de la economía. Tuve que comenzar con Aristóteles y los escolásticos y trabajar desde allí. Fui encontrando más y más personas que no podían ser dejadas de lado.
AEN: ¿Cuántos volúmenes se han hecho hasta el momento?
MNR: Nunca puedo estimar cosas como esta, pero probablemente dos o más. Y sigo entendiendo la cantidad de trabajo que aún debo hacer. Pensé que podía terminar Marx en un capítulo, pero tomó cinco. Por lo que no puedo dar una fecha proyectada de finalización.
AEN: Aparentemente ha tomado interés en cómo la religión afecta la historia del pensamiento.
MNR: La religión fue dominante en la historia del pensamiento, por lo menos hasta Marshall. Los escolásticos emergieron de la doctrina católica. Y John Locke era un protestante escolástico. Estoy convencido que Smith, quien provenía de la tradición calvinista, sesgó toda la teoría del valor al enfatizar el sufrimiento del trabajo, algo típico de un puritano. Toda la tradición del costo objetivo salió de allí.
AEN: ¿Por qué todo esto ha sido ignorado?
MNR: Porque el siglo XX es el siglo del ateísmo, de intelectuales secularistas. Cuando era joven, cualquiera que fuere religioso era considerado levemente excéntrico o incluso no-inteligente. Esa era la actitud básica de todos los intelectuales. Esto es lo opuesto a las actitudes de inicio de siglo cuando todos eran religiosos.
El sesgo anti-religioso incluso se manifiesta en la interpretación de la historia del arte, por ejemplo, en las interpretaciones secularistas y positivistas de las pinturas del Renacimiento. Cuando Jesús se pinta como una persona real, asumen que significa que es un trabajo secular, cuando el verdadero punto del Renacimiento consistía en enfatizar la Encarnación, cuando Dios se hizo carne. Incluso si los historiadores del arte no se encuentran interesados por la teología, deberían advertir que las personas que estudian sí lo eran. Lo mismo es cierto para la economía. Al hacer historia, uno no puede interpretar sus propios valores en el pasado.
AEN: La revolución anti-socialista parece ser el cumplimiento de todo en lo que los austriacos han estado trabajando.
MNR: Eso es verdad. Estamos viviendo una época revolucionaria. Es como vivir la Revolución Francesa o Americana y poder mirarla por televisión cada noche. Ahora, la diferencia entre los Estados Unidos y el bloque del este es que Estados Unidos aún tiene un partido comunista.
AEN: También parece haber una reivindicación de su artículo, “Left, Right, and the Prospects for Liberty.”
MNR: Muy correcto. Los conservadores occidentales no pueden presumir de esto. Siempre han argumentado que el totalitarismo socialista no podría reformarse desde adentro. Sólo los libertarios consideraron y glorificaron la idea.
AEN: ¿Pudo ver las semillas de la revolución anti-socialista cuando visitó Polonia varios años atrás?
MNR: Sí. En el primer año que estuve había allí varios disidentes marxistas. Pero al año siguiente, los organizadores dijeron que no los necesitaban. Fuimos esperando socialistas disidentes y encontramos seguidores de Hayek, Friedman, Mises… y Rothbard. Los economistas y periodistas con los que me reuní habían leído varios de mis libros y estaban publicando clandestinamente libros sobre el libre mercado.
AEN: ¿Ahora que el marxismo está muerto allí donde se intentó aplicarlo, hay algo útil o importante que debería ser recordado o mantenido?
MNR: Hay una cosa buena sobre Marx: no era un keynesiano. Recientemente le pregunté a Yuri Maltsev, economista ex soviético, por qué parecen haberse caído las cosas tan rápidamente en la unión Soviética en los últimos veinte años. Me dijo que, en los últimos veinte años, los líderes de la Unión Soviética han relajado la oferta de dinero y recurrido a la inflación para resolver problemas de corto plazo. Eso fue una maldición para el sistema.
AEN: ¿Qué opina sobre las posibilidades de libertad y una economía más libre en este país?
MNR: Todo está empeorando, y muy rápidamente. Pocos están a favor de la planificación centralizada, pero el campo de batalla se ha desplazado hacia el intervencionismo. Hay tres áreas del intervencionismo que representan grandes temas, ahora y en el futuro. Primero, el prohibicionismo y el intento de eliminar todo riesgo. Si, por ejemplo, los automóviles causan accidentes, deben entonces ser eliminados. Segundo, el igualitarismo y la idea de que los grupos de víctimas deben recibir un trato especial por los próximos 2000 años por opresiones previas. Tercero, el ecologismo o el anti-humanismo. La idea implícita es que el hombre es la menor de las criaturas y que cualquier criatura o cosa inanimada posee derechos.
AEN: ¿Cómo están las cosas en Las Vegas?
MNR: Genial. Cada semestre recibimos más alumnos, y los austriacos se encuentran entre los mejores de las clases. Tenemos un grupo de estudio sobre La Acción Humana. Voy a dar un curso de posgrado sobre economía austriaca este semestre y Hoppe dictará un seminario en primavera.
AEN: ¿En qué áreas de estudio se encuentra más y menos avanzada la Economía Austriaca?
MNR: Metodológicamente, estamos bastante avanzados, gracias al trabajo de Hoppe. Pero siempre podríamos tener más dado, que es lo que nos separa del resto de la disciplina. Y Salerno está haciendo un gran trabajo sobre el cálculo.
La teoría bancaria, sin embargo, ha tomado un giro muy desafortunado con el free banking. Debemos mostrar que estos son los argumentos de la Escuela de la Divisa y la Banca reciclados. Han adoptado la doctrina de la Escuela de la Banca de que las necesidades de los negocios requieren una expansión de la oferta de dinero y crédito. Más aún, las personas de la banca libre violan la doctrina básica ricardiana de que cualquier oferta de dinero es óptima. Una vez que en el mercado se ha establecido el dinero, no hay más necesidad de más dinero. Ese es verdaderamente el punto clave.
AEN: ¿Y sobre el argumento de que las reservas de un 100% requieren intervención gubernamental?
MNR: Tomo a las reservas fraccionarias como una intervención en el mercado libre, como cualquier crimen contra la persona o propiedad es una intervención. En el caso de los bancos, el gobierno está permitiendo que se cometa ese crimen.
¿Pero cómo tratamos el argumento de las necesidades del comercio, para aquellos que dicen que los negocios poseen una demanda de crédito? Bien, hay muchas cosas que se demandan en el mercado que también son criminales. Puede haber una demanda para matar pelirrojos. Y ciertamente hay una demanda de dinero por parte de los gobiernos. ¿Qué es tan genial de la demanda de mercado? Si no está dentro de un marco de no agresión, siempre habrá una demanda de fraude y robo.
Los que proponen la banca libre aceptan un anarquismo del tipo de David Friedman, donde no hay ley, sólo personas entablando intercambios y personas realizando compras. Si hay un grupo que desea matar a los pelirrojos, los pelirrojos deberán comprarlos si valoran su cabellera. Creo que esto es monstruoso, este tipo de anarquismo sería un caos. Que haya una demanda para algo no implica que deba ser satisfecha.
AEN: Una de las críticas sobre esta posición es que es normativa y no económica.
MNR: Sí, pero la respuesta a las reservas de 100% es que los empresarios bancarios tienen el derecho de ofrecer cualquier fracción de depósito que desee, que también es una posición normativa. Cualquier discusión sobre política es inherentemente normativa. No se puede tener un libre mercado si no hay derechos de propiedad.
AEN: ¿Por qué los seguros de depósitos no son viables?
MNR: Por la misma razón que asegurar una quiebra no es viable. No se pueden asegurar empresarios porque se comprometen con riesgo no asegurable. Uno puede predecir de manera razonable cuántos incendios habrá en New York; los que posean la mala suerte de sufrir los incendios pueden recurrir al pool de recursos. Pero la empresarialidad no es homogénea; es completamente impredecible, y cada intento no es aleatorio. Los empresarios asumen el riesgo. Si una compañía de seguros los asegura, se transforma en el empresario. ¿Quién, entonces, asegura al asegurador? En el caso de los bancos, o no necesitan un seguro, dado que están cubiertos con el 100% de reservas, o son no asegurables porque están tomando riesgo empresario.
AEN: Usted ha sido crítico con el libro de White sobre banca libre.
MNR: El libro de White dice que el sistema de banca escocesa fue más exitoso que el sistema inglés. Pero no dice una palabra sobre precios, inflación o ciclos económicos. Su única estadística es que hubo menos fracasos bancarios en Escocia que en Inglaterra. ¿Pero por qué es tan estupendo no tener fracasos? Una industria que no tiene fracasos puede estar haciendo las cosas mal. ¿Qué pasaría si aplicamos este test a la Unión Soviética donde no había fracasos industriales?
Cuando se afirma que un sistema bancario es más exitoso que otro, el test debería ser menor inflación y menos ciclos económicos. Sin embargo, esto nunca se menciona.
AEN: ¿Qué papel cree que juega la RAE?
MNR: Encontrar y juntar economistas Austriacos, ponerlos a escribir, y desarrollar doctrina económica. Kluwer Academic Publishers está muy entusiasmado con esto. Quieren imprimir la revista tres veces al año. Ahora que estamos saliendo dos veces al año, mucha más gente está interesada, es la única revista académica únicamente austriaca en la historia del pensamiento económico y se ha vuelto el medio de publicación más importante. Kluwer también está publicando una serie de libros sobre economía austriaca, de los que somos los editores generales.
AEN: ¿En que deberían concentrarse los austriacos más jóvenes?
MNR: En sumar a la estructura teórica. La teoría de la renta está subdesarrollada. Y la teoría de la transición del socialismo al capitalismo está pidiendo a gritos más trabajo. Lo más importante, nunca debemos dejar de refutar a la economía convencional.
- 1Nota del Traductor: Por “desacreditado” Rothbard se refiere a que Henry Hazlitt no poseía “acreditaciones académicas” dado que su actividad profesional era la de periodismo.