1. El cálculo monetario como método de pensamiento
El cálculo monetario es la estrella que guía la acción en el sistema social de la división del trabajo. Es la brújula del hombre que se lanza a la producción. Calcula para distinguir las líneas de producción remunerativas de las no rentables, las que probablemente aprueben los consumidores soberanos de las que desaprueben. Cada paso de las actividades empresariales está sujeto al escrutinio del cálculo monetario. La premeditación de la acción planificada se convierte en un pre-cálculo comercial de los costes esperados y de los ingresos esperados. El establecimiento retrospectivo del resultado de la acción pasada se convierte en una contabilidad de pérdidas y ganancias.
El sistema de cálculo económico en términos monetarios está condicionado por determinadas instituciones sociales. Sólo puede funcionar en un marco institucional de división del trabajo y de propiedad privada de los medios de producción en el que los bienes y servicios de todos los órdenes se compran y venden contra un medio de cambio de uso general, es decir, el dinero.
El cálculo monetario es el método de cálculo empleado por las personas que actúan en el marco de la sociedad basada en el control privado de los medios de producción. Es un dispositivo de los individuos que actúan; es un modo de cálculo diseñado para determinar la riqueza y la renta privadas y las ganancias y pérdidas privadas de los individuos que actúan por cuenta propia dentro de una sociedad de libre empresa.1 Todos sus resultados se refieren únicamente a las acciones de los individuos. Cuando los estadísticos resumen estos resultados, el resultado muestra la suma de las acciones autónomas de una pluralidad de individuos autodirigidos, pero no el efecto de la acción de un cuerpo colectivo, de un conjunto o de una totalidad. El cálculo monetario es totalmente inaplicable e inútil para cualquier consideración que no contemple las cosas desde el punto de vista de los individuos. Se trata de calcular los beneficios de los individuos, no los valores «sociales» imaginarios y la beneficencia «social».
El cálculo monetario es el principal vehículo de planificación y actuación en el marco social de una sociedad de libre empresa dirigida y controlada por el mercado y sus precios. Se desarrolló en este marco y se fue perfeccionando con la mejora del mecanismo de mercado y con la ampliación del ámbito de las cosas que se negocian en los mercados a cambio de dinero. Fue el cálculo económico el que asignó a la medición, al número y al cálculo el papel que desempeñan en nuestra civilización cuantitativa e informática. Las medidas de la física y la química sólo tienen sentido para la acción práctica porque existe el cálculo económico. Es el cálculo monetario el que hizo de la aritmética una herramienta en la lucha por una vida mejor. Proporciona un modo de utilizar los logros de los experimentos de laboratorio para la eliminación más eficaz del malestar.
El cálculo monetario alcanza su plena perfección en la contabilidad del capital. Establece los precios monetarios de los medios disponibles y confronta este total con los cambios producidos por la acción y por la operación de otros factores. Esta confrontación muestra qué cambios se produjeron en el estado de los asuntos de los hombres que actúan y la magnitud de esos cambios; hace que el éxito y el fracaso, la ganancia y la pérdida sean determinables. El sistema de libre empresa ha sido apodado capitalismo para despreciarlo y desprestigiarlo. Sin embargo, este término puede considerarse muy pertinente. Se refiere al rasgo más característico del sistema, su principal eminencia, es decir, el papel que desempeña la noción de capital en su conducción.
Hay personas a las que el cálculo monetario les repugna. No quieren que la voz de la razón crítica les saque de sus ensoñaciones. La realidad les da asco, anhelan un reino de oportunidades ilimitadas. Les repugna la mezquindad de un orden social en el que todo se cuenta bien en dólares y centavos. Llaman a su refunfuño el noble comportamiento digno de los amigos del espíritu, de la belleza y de la virtud, en contraposición a la innoble bajeza y villanía de la babosería. Sin embargo, el culto a la belleza y a la virtud, la sabiduría y la búsqueda de la verdad no se ven obstaculizados por la racionalidad de la mente calculadora e informática. Sólo la ensoñación romántica no puede prosperar en un entorno de crítica sobria. El calculador frío es el severo castigador del visionario extático.
Nuestra civilización está inseparablemente ligada a nuestros métodos de cálculo económico. Perecería si abandonáramos esta preciosa herramienta intelectual de actuación. Goethe tenía razón al calificar la contabilidad por partida doble como «uno de los mejores inventos de la mente humana».2
2. El cálculo económico y la ciencia de la acción humana
La evolución del cálculo económico capitalista fue la condición necesaria para el establecimiento de una ciencia sistemática y lógicamente coherente de la acción humana. La praxeología y la economía ocupan un lugar definido en la evolución de la historia humana y en el proceso de la investigación científica. Sólo podían surgir cuando el hombre actuante hubiera logrado crear métodos de pensamiento que permitieran calcular sus acciones. La ciencia de la acción humana fue al principio una mera disciplina que se ocupaba de aquellas acciones que podían ser comprobadas mediante el cálculo monetario. Se ocupaba exclusivamente de lo que podemos llamar la órbita de la economía en sentido estricto, es decir, de aquellas acciones que dentro de una sociedad de mercado se tramitan por medio del dinero. Los primeros pasos en el camino de su elaboración fueron curiosas investigaciones sobre la moneda, el préstamo de dinero y los precios de diversas mercancías.
El conocimiento transmitido por la Ley de Gresham, las primeras formulaciones crudas de la teoría cuantitativa del dinero —como las de Bodin y Davanzati— y la Ley de Gregory King marcan el primer amanecer del conocimiento de que la regularidad de los fenómenos y la necesidad inevitable prevalecen en el campo de la acción. El primer sistema completo de teoría económica, ese brillante logro de los economistas clásicos, era esencialmente una teoría de la acción calculada. Trazaba implícitamente la frontera entre lo que debe considerarse económico y lo extraeconómico a lo largo de la línea que separa la acción calculada en términos monetarios de las demás acciones. Partiendo de esta base, los economistas estaban obligados a ampliar paso a paso el campo de sus estudios hasta que finalmente desarrollaron un sistema que trataba de todas las elecciones humanas, una teoría general de la acción.
Este artículo es un extracto del capítulo 13 de Acción humana.