[Este artículo está extraído del capítulo 20 de La acción humana]
Al ocuparnos de las consecuencias de la expansión del crédito asumimos que la cantidad total de medios fiduciarios adicionales entra en el mercado como adelantos a los negocios. Todo lo que se ha dicho respecto de los efectos de la expansión del crédito se aplica es esta situación.
Sin embargo, hay situaciones en que los métodos legales y técnicos de expansión del crédito se usan para un procedimiento completamente diferente catalácticamente de la expansión genuina del crédito. La comodidad política e institucional hace a veces oportuno para un gobierno aprovechar las facilidades de la banca como sustitutiva de la emisión de dinero fiduciario.
El tesoro pide prestado al banco y el banco provee los fondos necesarios emitiendo billetes adicionales o acreditando al gobierno en una cuenta de depósito. Legalmente, el banco se convierte en acreedor del tesoro. De hecho, toda la transacción contribuye a la inflación de dinero fiduciario.
Los medios fiduciarios adicionales entran en el mercado a través del tesoro como pago de diversos gastos del gobierno. Es esta demanda pública adicional la que incita a las empresas a expandir sus actividades. La emisión de este dinero fiduciario recién creado no interfiere directamente con el tipo de interés bruto del mercado, sea cual sea el tipo de interés que pueda pagar el gobierno al banco. Afecta al mercado del préstamo y la tipo de interés bruto del mercado, aparte de por la aparición de una prima positiva en el precio, sólo si parte llega al mercado del préstamo en un momento en que sus efectos en los precios de materias primas y salarios no hayan ya consumado.
Esas fueron, por ejemplo, las condiciones en Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Aparte de la política de expansión del crédito, que la Administración ya había adoptado antes de que estallara la guerra, el gobierno pidió prestadas grandes cantidades a los bancos comerciales. Era técnicamente una expansión del crédito: esencialmente era un sustitutivo de la emisión de billetes verdes.
En muchos países se recurrió a técnicas aún más complicadas. Así, por ejemplo, el Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial vendió bonos al público. El Reichsbank financiaba estas compras prestando la mayor parte de los fondos necesarios a los compradores con los mismos bonos como garantía. Aparte de la fracción de sus propios fondos con la que contribuía el comprador, el papel que desempeñaron el banco y el público en la transacción fue meramente formal. Virtualmente, los billetes adicionales eran papel moneda inconvertible.
Es importante prestar atención a estos hechos con el fin de no confundir las consecuencias de la adecuada expansión del crédito y las de la inflación de dinero fiduciario producidas por el gobierno.