De la servidumbre por contrato al emprendimiento, de Jean Claude Escalante, es una extraordinaria exploración de la trayectoria de la comunidad indo-trinitense, que ha pasado de humildes trabajadores en régimen de servidumbre a influyentes figuras del mundo académico, el comercio y la industria. Escalante desmonta hábilmente los supuestos comunes que atribuyen el éxito de los indo-trinitarios únicamente a las políticas coloniales preferenciales, presentando en su lugar un análisis matizado que hace hincapié en la resistencia, los valores culturales y la capacidad de adaptación de la comunidad para superar importantes obstáculos sociales y económicos.
El contexto de la servidumbre y las primeras luchas
Escalante comienza detallando el contexto sociohistórico del trabajo en régimen de servidumbre de los indios en Trinidad, con la migración de aproximadamente 143.939 indios entre 1845 y 1917. En contra de la opinión de que su estatus fue elevado por las políticas coloniales, Escalante ilustra que los indo-trinitarios llegaron en condiciones extenuantes y se enfrentaron a un desprecio generalizado. Tanto los trinitarios negros como la élite blanca de los plantadores los consideraban culturalmente inferiores. Un escritor contemporáneo los describía como «disolutos por naturaleza y depravados en sus costumbres, si se le dejaba a su aire». Este arraigado desprecio dejó a los indo-trinitarios socialmente aislados y recelosos de formar alianzas con las poblaciones locales, que temían que diluyeran sus valores culturales.
Escalante refuta la idea de que las políticas coloniales —como las concesiones de tierras— facilitaban el camino hacia el éxito. Aunque algunos afirman que esas políticas eran ventajosas, Escalante explica que menos de 3.000 indios aceptaron las concesiones de tierras, en gran parte debido al descontento con la calidad de las tierras ofrecidas. Muchos devolvieron la tierra o la dejaron sin cultivar. Además, comparando su crecimiento agrícola con el de los antillanos, Escalante señala que en 1899 había 2.862 agricultores indo-trinitarios frente a 3.870 antillanos. Sin embargo, en 1908, ambos grupos registraron tasas de crecimiento similares: los indo-trinitarios llegaron a 5.922 y los antillanos a 6.619 agricultores, pero las estadísticas seguían reflejando que los indo-trinitarios tenían un rendimiento relativamente bajo, sobre todo en cuanto a tasas de alfabetización y posición económica.
Escalante pasa a describir una importante transformación cultural en el enfoque educativo de la comunidad indo-trinitense. Al principio, la comunidad mostró una fuerte resistencia a la escolarización occidental, por temor a la asimilación cultural y la discriminación. Como resultado, en la década de 1940, la tasa de analfabetismo entre los indo-trinitarios era del 50%, frente al 9% entre los negros y el 4% entre los blancos. Los trinitarios negros, en cambio, veían la educación como un instrumento de movilidad social y animaban a sus hijos a seguirla. A finales del siglo XIX, los hijos de los trabajadores del cacao podían ir a la universidad y ocupar puestos clave en la administración pública.
Sin embargo, las actitudes de los indo-trinitarios hacia la educación cambiaron, dando lugar a notables logros académicos en una sola generación. Instituciones como Naparima College y Naparima Girls’ High School, creadas en 1900, adquirieron rápidamente prominencia y se hicieron célebres por su rigor académico. Entre 2015 y 2019, Lakshmi Girls’ High School, otra prestigiosa institución indo-trinitense, vio cómo sus alumnas recibían sistemáticamente la medalla del presidente por obtener los mejores resultados en el Examen de Aptitud Avanzada del Caribe (CAPE). Escalante establece paralelismos entre estos éxitos y logros similares de comunidades de todo el mundo que ponen un fuerte énfasis cultural en la educación, como los indo-fiyianos y los asiático-americanos.
Uno de los puntos fuertes del libro es el hábil uso que hace Escalante de ejemplos globales para poner de relieve las pautas más generales de la educación y los logros entre los grupos minoritarios. Por ejemplo, Escalante compara el ascenso educativo y social de los indo-trinitarios con el de los estudiantes alemanes en Rumanía durante el siglo XIX, donde los alemanes superaban en número a los estudiantes rumanos en la Universidad de Czernowitz, y con el de los estudiantes rusos en Estonia. Señala que la brecha académica entre los indo-fiyianos y los fiyianos nativos refleja la existente entre los indo-trinitarios y los trinitarios negros, y cita factores culturales —como la fuerte implicación de los padres en los indo-fiyianos— como explicación de estas disparidades.
Escalante aborda con eficacia la crítica de que el éxito académico entre los indo-trinitarios se debe a un sistema educativo que perjudica a los estudiantes negros. Un profesor afro-trinitario afirma que el propósito de Sistema de Evaluación de Aprendizaje (EAE) es «determinar quién va a escuelas de alta calidad y el diablo se lleva [sic] a los niños negros». Sin embargo, Escalante rebate que las diferencias de grupo en el rendimiento académico son habituales y suelen reflejar prioridades culturales más que una discriminación sistémica. Los alumnos chinos de Hong Kong, por ejemplo, superaron a los escoceses e indios, así como a los ingleses de Hong Kong, en diversas pruebas cognitivas. En lugar de explicaciones genéticas, atribuye el éxito de los indo-trinitarios al liderazgo de la comunidad y a un fuerte énfasis cultural en la educación. Sin embargo, explica que la importancia cultural de la implicación de los padres está sobrevalorada, ya que —según un importante estudio— casi el 50% de los estudiantes asiático-americanos señalan que sus padres manifiestan un interés limitado por sus deberes.
Más allá del mundo académico, Escalante explora el ascenso de los indo-trinitarios en el comercio, situando su experiencia en un contexto más amplio de «minorías intermediarias». Al igual que los chinos en el sudeste asiático, los libaneses en África Occidental y las comunidades judías de Europa, los indo-trinitarios han destacado en el comercio, mostrando una ética del trabajo y una perspectiva de futuro que les ha ayudado a afianzarse en sectores críticos de la economía. Al compararlos con los chinos, Escalante hace referencia a un estudio de 2007 que demostraba que, a pesar de ser una minoría, los chinos controlaban un gran porcentaje del capital de mercado en Filipinas gracias a su dominio en numerosas industrias.
Un ejemplo especialmente ilustrativo de la perspicacia empresarial de los indo-trinitarios procede de la familia Bahadoorsingh, que adoptó estrictas prácticas de ahorro que reforzaron los valores del ahorro y la prudencia financiera. En esta familia, la madre de Jang Bahadoorsingh actuaba como «ministra de finanzas», gestionando los ingresos diarios de sus hijos y decidiendo el reparto entre el gasto y el ahorro. Este ejemplo subraya el argumento de Escalante de que estos valores de ahorro y cuidadosa gestión financiera fueron cruciales para el éxito de los indo-trinitenses, pues constituyeron la base de muchas empresas familiares que más tarde prosperarían en la economía de Trinidad.
Escalante profundiza en cómo las «minorías intermediarias» suelen adaptarse y sortear las políticas discriminatorias de sus países de acogida, compartiendo anécdotas de todo el mundo. En el sudeste asiático, empresarios chinos colaboraron con socios locales para eludir las leyes antichinas creando empresas «Ali Baba», en las que los locales actuaban como propietarios nominales de empresas propiedad de los chinos. Tales alianzas ponen de relieve la interdependencia económica que a menudo se forma entre las minorías intermediarias y las poblaciones de acogida, con contribuciones económicas que en última instancia conducen a la derogación de las medidas discriminatorias.
En un ejemplo especialmente convincente, Escalante analiza las repercusiones de la decisión de Uganda en 1973 de expulsar a las minorías indias, que tuvo consecuencias nefastas para la economía. En la década siguiente, el gobierno se vio obligado a revertir la política, invitando a los indios a regresar y ayudar a revitalizar la economía. Tales ejemplos resuenan con la experiencia indo-trinitense, donde la resistencia cultural y la adaptabilidad les han permitido mantener la relevancia económica a pesar de la discriminación histórica y la infrarrepresentación en los puestos de la función pública.
De la servidumbre por contrato al emprendimiento es un relato minuciosamente investigado y perspicaz del progreso de los indo-trinitarios en la sociedad trinitense. El análisis de Escalante combina datos sociohistóricos con un profundo conocimiento de la dinámica cultural, lo que lo convierte en una valiosa contribución a los estudios sobre el Caribe, los estudios étnicos y la historia de las migraciones. Los ejemplos de los alemanes en Rumanía, los industriosos chinos en Filipinas y las singulares estrategias de los indo-fiyianos en la educación contribuyen a una comprensión más amplia de cómo las comunidades marginadas utilizan el capital cultural para lograr una movilidad ascendente.
El trabajo de Escalante desafía las narrativas reduccionistas que atribuyen el éxito de los indo-trinitarios únicamente a ventajas políticas. En cambio, destaca la perseverancia, los valores culturales y el liderazgo de la comunidad como claves de su evolución desde una clase marginada a una fuerza motriz en la economía y el mundo académico de Trinidad. Su análisis de las minorías intermedias sitúa a los indo-trinitenses en un contexto mundial, arrojando luz sobre cómo las comunidades minoritarias de todo el mundo aprovechan la adaptabilidad, el trabajo duro y el ahorro para triunfar frente a la adversidad.
En resumen, el libro de Escalante es un testimonio inspirador de la fuerza de la cultura, el liderazgo y la resistencia comunitaria. Ofrece a los lectores tanto una historia detallada como un análisis sociológico que subraya el poder del compromiso cultural con la educación y la empresa económica. Para cualquiera que esté interesado en comprender la dinámica de la movilidad social y la experiencia indo-trinitense, De la servidumbre por contrato al emprendimiento es una lectura esencial y esclarecedora.