G.K. Chesterton es un autor algo controvertido en la mayoría de los círculos libertarios. Como hombre inteligente que predijo sabiamente con un siglo de antelación muchos de los problemas a los que nos enfrentamos hoy en día, se ha granjeado un gran respeto entre muchos de los que le han leído. Sin embargo, como partidario del distributismo, defendiendo ideas como «la tributación de los contratos para desalentar la venta de la pequeña propiedad a los grandes propietarios y fomentar la disgregación de la gran propiedad entre los pequeños propietarios», ha alejado a muchos libertarios que, de otro modo, apreciarían sus escritos.
Mi argumento aquí no es decir que Chesterton tenía razón en todo, sino más bien decir que por mucho que uno esté seguro de que sus propuestas son incorrectas, no hay que tirar al niño con el agua del baño. Pretendo defender un fragmento concreto de sus escritos, no sólo como algo con joyas de valiosas ideas dispersas por todo él, sino como algo que todo libertario y todo economista austriaco debería leer y recomendar a los demás. Se trata de su libro de ficción Hombre vivo.
Chesterton no era un caballito de un solo truco; como tal, su libro trata de muchas lecciones importantes: la naturaleza de la inocencia, la naturaleza de la felicidad, pero de mayor interés para los libertarios y los economistas austriacos, una corte privada. La propia trama del libro gira en torno a un enigmático y enérgico personaje llamado Innocent Smith. Smith llega como de la nada, alborota a todo el que toca y deja a su paso toda una serie de acusaciones en su contra que van desde el asesinato y el robo a la deserción y la poligamia. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los libros que tratan estas cuestiones, los personajes de Chesterton no recurren a una corte gubernamental. Más bien, afirma Michael Moon, de Chesterton,
A menudo, lo que una nación entera no puede resolver es justo lo que una familia podría resolver. Decenas de jóvenes criminales han sido multados y enviados a la cárcel cuando deberían haber sido azotados y enviados a la cama. Decenas de hombres, estoy seguro, han pasado toda su vida en Hanwell cuando sólo querían una semana en Brighton. Hay algo en la noción de Smith de autogobierno doméstico; y propongo que lo pongamos en práctica.
Cada palabra de esto bien podría haber sido un argumento que uno encontraría aquí mismo en mises.org. No sólo critica el defectuoso sistema de justicia penal del gobierno, sino que aborda directamente la «noción de autogobierno doméstico». Después de esto, procede a explicar que hay incentivos que demuestran que el manejo de este caso judicial en casa hará que todos los involucrados estén mejor de lo que habrían estado en una corte gubernamental.
Todo el resto del libro a partir de este momento es la corte privada en acción. Cada capítulo desglosa una acusación diferente contra Smith, en la que un acusador privado expone el caso contra él, un defensor privado desmonta ese caso y se llega a una conclusión. Pero esto no deja de hacernos preguntar, con obras como el libro de Bob Murphy Teoría del caos, ¿por qué necesitamos molestarnos con un relato de ficción de obras privadas? El propio Chesterton ha respondido a esta pregunta: «La gente se pregunta por qué la novela es la forma más popular de literatura; la gente se pregunta por qué se lee más que los libros de ciencia o los libros de metafísica. La razón es muy simple; es simplemente que la novela es más verdadera que ellos».
Los relatos de ficción simplemente tienen una forma de hablar a la gente y expresar verdades profundas que resultan engorrosas de leer en forma de no ficción. Es poco probable que una persona normal coja un ensayo sobre derecho privado; sin embargo, una historia apasionante sobre Innocent Smith podría atraer cómodamente a esa persona. Incluso un lector muy leído de mises.org podría tomarse un respiro de los ensayos de no ficción y leer las historias de ficción y obtener muchas ideas maravillosas.
Henry Hazlitt lo entendió, y lo demuestra en la publicación de su gran obra de ficción, Time Will Run Back, que destilaba sus lecciones económicas en forma de ficción. Pero además de Hazlitt, los enemigos de las buenas ideas también lo entienden. Ludwig von Mises lo explicó en su libro La mentalidad anticapitalista: «El mercado del libro está inundado por un aguacero de ficción trivial para los semibárbaros». Sin embargo, también nos deja una esperanza cuando afirma: «Pero esto no impide que los grandes autores creen obras imperecederas.»
Los grandes autores pueden crear obras imperecederas como Hombre vivo. De nosotros depende aprovechar a estos grandes autores para luchar por las buenas ideas e impulsarlas.
