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Mises sobre el desastre humano y financiero de la Primera Guerra Mundial

Ludwig von Mises vivió varias experiencias a lo largo de su vida, entre ellas la de ser llamado a filas y servir como oficial austrohúngaro en la Primera Guerra Mundial. Al principio sirvió como oficial de artillería en el frente oriental, y luego, durante un breve periodo, fue llamado a Viena para trabajar en el Departamento 13 (relativo a la economía militar) del Ministerio de Guerra del Imperio de Austria y Hungría.

En Notas y recuerdos, en el capítulo dedicado al conflicto de 1914-1918, Mises menciona un curso organizado por el Mando Supremo del Ejército en el verano de 1918 en el que se invitaba a los oficiales a dar una conferencia a sus subordinados. Él participó con este breve escrito titulado Über Kriegskostendeckung und Kriegsanleihen (que puede traducirse como Costes de guerra y préstamos de guerra) donde aborda la estabilidad económica del imperio, ataca las tendencias inflacionistas de la impresión de dinero y busca una forma sostenible de afrontar económicamente el conflicto.

Über Kriegskostendeckung und Kriegsanleihen se publicó inmediatamente en Viena. A pesar de ello, no se difundió ampliamente en inglés hasta 2012.1 (Este es el enlace para los interesados en la versión original en alemán). Aquí quiero presentar un análisis con partes del texto original traducidas por mí.

El documento comienza con varias consideraciones generales sobre la guerra —cómo se está llevando a cabo, las condiciones del ejército y el tema de cómo se financia la guerra. Mises escribe

El Tesoro del Estado dispone de tres maneras de procurarse los medios para pagar los gastos de la guerra.

La primera es confiscar los bienes solicitados sin compensación... La segunda forma es introducir nuevos impuestos y aumentar el importe de los impuestos ya en vigor...

La tercera vía presentada es la de los bonos de guerra, sobre la que Mises desarrolla una larga digresión en la que afirma que éstos son preferibles porque exigen a los individuos que elijan libremente comprar bonos y evitan que los gastos de guerra sean remediados por métodos inflacionistas. La explicación concluye afirmando que el verdadero problema es la inflación. Aquí Mises ataca el sistema de imprimir dinero para pagar la deuda y expone las consecuencias:

En el transcurso de la guerra, todos los principales estados se vieron obligados a cubrir parte de los costes de la guerra contrayendo préstamos con el banco central. La contratación de este tipo de préstamos es un instrumento de política crediticia muy cuestionable. Porque el banco central sólo puede obtener las sumas que necesita imprimiendo billetes. Sin embargo, el aumento del número de billetes en circulación reduce el poder adquisitivo de la unidad monetaria. Los precios suben. La devaluación del dinero provoca cambios muy importantes en la renta y la riqueza. No es raro tener que enfrentarse a estos problemas.

La inflación es algo trágico que perjudica a todos los ciudadanos, especialmente a los más pobres. Mises tiene razón en la siguiente afirmación, en la que compara el daño de la inflación con la derrota en la guerra, que inevitablemente afectará a todos los ciudadanos. Llegados a este punto, sólo queda una opción si queremos evitar la carnicería de imprimir dinero para financiar la guerra: los ciudadanos deben —libremente y sin coacción— comprar bonos de guerra para salvar al país y a sí mismos de la derrota militar y de la derrota inflacionista al mismo tiempo:

Quien suscribe bonos de guerra lucha contra el aumento de los billetes y, por tanto, también contra la devaluación de la moneda; y al luchar contra ella asegura no sólo su patrimonio, en la medida en que está invertido en bonos de guerra y otros bonos del Estado, sino al mismo tiempo también aquellas partes de su patrimonio que están invertidas en otros instrumentos de deuda.

Aquí Mises realiza también un importante trabajo histórico-económico: subraya cómo la tendencia del gobierno austrohúngaro a no ir demasiado lejos con la impresión de dinero y a no subir los impuestos —en lugar de ello promoviendo los bonos de guerra— salvó al país del colapso. Señala cómo el comportamiento contrario fue la causa principal del colapso de Rusia (que acababa de convertirse en soviética) durante la Gran Guerra:

No sólo se evitó el colapso, sino que gracias a un sistema más respetuoso con la libertad —evitando impuestos, expropiaciones e impresión de moneda—, en el verano de 1918 Austria-Hungría había logrado obtener un saldo económico relativamente positivo para un país en guerra. Austria-Hungría era ciertamente mejor que la de países como Rusia que habían tenido una actitud económica opuesta.

A la luz de este análisis de Über Kriegskostendeckung und Kriegsanleihen podemos ver cómo el entonces teniente Ludwig von Mises hizo hincapié en la tragedia de la guerra y buscó una solución rentable para gestionar la economía de guerra. Una vez más, el camino más ventajoso es el que sigue la libertad, aunque esté limitada por las restricciones que conllevan los conflictos.

Este ensayo es sin duda único por estar dedicado exclusivamente a la economía militar, y creo que este aspecto peculiar de la brillante obra intelectual de Mises merece también ser destacado.

  • 1

    El ensayo fue traducido e incluido en Selected Writings of Ludwig von Mises, Volume One, editado por Richard Ebeling y publicado por Liberty Fund en 2012, bajo el título, «One Paying for the Costs of War and War Loans.» (pp. 216-226).

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