Hoy habría sido el nonagésimo noveno cumpleaños de Murray Rothbard. Fue un amigo inolvidable, cuyo inmenso conocimiento de muchos campos diferentes era insuperable en mi experiencia. En una conferencia sobre la teoría austriaca del ciclo económico, mencionó la objeción común de que la expansión del crédito bancario podría no tener efecto si los inversores anticiparan problemas. Después de la conferencia, le pregunté si Mises había respondido a esta cuestión. Me dijo: «Véase su respuesta a Lachmann en Economica 1943». A menudo iba con él a librerías de libros usados, tanto en Palo Alto como en Manhattan, y le escuchaba comentar casi todos los libros de las estanterías. Cuando estudiaba en Columbia, admiraba al filósofo Ernest Nagel, de quien decía que siempre animaba a los estudiantes a hacer nuevos trabajos. Murray era así. Animaba constantemente a los estudiantes a trabajar sobre temas austriacos y libertarios. Cuando pienso hoy en él, me viene a la mente otra historia. Se quedaba despierto hasta muy tarde y también se levantaba tarde. Una vez, en una conferencia, me quedé despierto hasta la 1:30 de la madrugada, escuchándole hablar a un grupo de personas. Cuando le dije que tenía que irme, me contestó: «¡La noche aún es joven!». Nunca dejó de apoyarme, y se lo debo todo. Ojalá siguiera aquí para guiarnos e instruirnos.