El presidente electo Trump sugirió recientemente privatizar el Servicio Postal de los EEUU (USPS). ¿Por qué? Trump señala que la gente tiene opciones para entregar correo y paquetes: UPS, FedEx y Amazon. La competencia funciona…
Según Forbes, privatizar el servicio postal sería «una tontería» y «ridículo». Robert Reich publicó este comentario en Facebook:
Trump dice que quiere privatizar el Servicio Postal de los EEUU porque «no es rentable». Recordatorio de que el Servicio Postal no es una empresa con fines de lucro, ni debería serlo. Es un servicio público que garantiza a todos en América un servicio postal fiable, asequible y universal.
En YouTube, BlueSky y X se pueden encontrar multitud de objeciones a la privatización del Servicio Postal de EEUU. ¿Qué tienen en común todos estos mensajes antiprivatización? Ninguna de estas comunicaciones se transmitió en forma de correo postal tradicional. ¿Por qué? El correo tradicional es absurdamente costoso y lento para los estándares digitales de Internet actuales.
Trump señala correctamente que los consumidores ya pueden elegir entre servicios privados de entrega de paquetes. Sin embargo, el USPS también se enfrenta a una competencia aplastante de las formas digitales de correspondencia. El volumen de correo del USPS ha disminuido de manera constante y el empleo postal ha caído de 900.000 en 1999 a 600.000 en la actualidad. Esta disminución coincide con un crecimiento constante de la población. La verdad aquí es que el USPS sigue funcionando por dos razones principales: el valor nostálgico de las entregas de cartas tradicionales para algunos y el apoyo incondicional a cada parte del sector público por parte de los ideólogos.
Volumen de correo de Estados Unidos:
Quienes argumentan contra la privatización del correo postal a través de Internet aportan, sin darse cuenta, más pruebas a favor de la privatización. La decadencia del correo físico comenzó con las máquinas de fax, y los avances tecnológicos posteriores lo han vuelto superfluo. La cuestión, por tanto, no es si deberíamos privatizar el Servicio Postal de los EEUU (USPS, por sus siglas en inglés). La verdadera pregunta es si algún inversor privado contemporáneo estaría dispuesto a pagar algo más que un precio de liquidación por este dinosaurio industrial. No habría ningún problema en permitir ofertas privadas por el USPS, pero quizá lo mejor sería legalizar los envíos privados de cartas y dejar que los restos del USPS se derrumben.