En un reciente discurso en Toronto titulado: Generative AI, Productivity, the Labor Market, and Choice Behavior, la Gobernadora de la Reserva Federal, Lisa D. Cook, habló del auge de la Inteligencia Artificial (I.A.) y de cómo puede afectar al futuro. En sus propias palabras:
Algunos de los usos de la IA generativa pueden resultar inquietantes. Por ejemplo, existe y va en aumento la preocupación por la capacidad de la IA generativa para suplantar la identidad de personas con el fin de dañar su reputación o violar su intimidad.
Es cierto, el uso de deepfakes puede servir para desacreditar a los que están en el poder. La privacidad también preocupa, pero aún no podemos culpar a la inteligencia artificial de actividades nefastas o violaciones de la privacidad.
La noción de «IA discriminatoria» también puede ser motivo de preocupación para los reguladores, como se ha explicado:
... los modelos de IA a veces albergan, si no amplifican, los sesgos encontrados en sus datos de entrenamiento, lo que conduce a efectos malignos en las decisiones sobre la aprobación de hipotecas, las tasas de seguros, los diagnósticos médicos e incluso la detención preventiva.
Por suerte, no todo es sombrío.
El potencial de mejora de la eficiencia del proceso científico en lo que respecta a la revisión de la literatura y la redacción es obvio. Sin embargo, la IA puede ir mucho más allá, descubriendo patrones en los datos y en investigaciones anteriores para generar hipótesis que poner a prueba....
En un futuro no muy lejano, estaría bien que la Inteligencia Artificial analizara los textos de Keynes frente a los de Ludwig von Mises y comparara el uso de incoherencias lógicas, subterfugios y palabras o frases sin sentido.
Si la inteligencia artificial llegara a ser capaz de tomar decisiones lógicas e imparciales, sería interesante ver hacia qué escuela de pensamiento se inclinaría. ¿Preferiría las enseñanzas dogmáticas populares que guían el mundo actual o el método axiomático de los austriacos?
También preguntó: «¿Mejorará la propia IA de forma constante con el paso del tiempo?», a lo que siguió la incertidumbre:
... La IA se remonta al menos a los 1950 ... Si ese progreso explosivo puede mantenerse es una cuestión abierta.
Salvo catástrofe mundial, es difícil imaginar un futuro en el que la tecnología deje de progresar. La historia del mundo está llena de incesantes innovaciones tecnológicas que pueden suprimirse de vez en cuando, pero a la larga (según parece) la humanidad es incapaz, o no está dispuesta, a dejar de innovar.
El impacto de la Inteligencia Artificial es de gran alcance.
... el 80 por ciento de la mano de obra de EEUU verá al menos algunas de sus tareas transformadas por la IA generativa.
Dada la elevada incertidumbre y el número de personas que se verán afectadas, cabe esperar que los responsables políticos intervengan.
El beneficio de la IA para la sociedad en su conjunto dependerá de la adaptabilidad de las competencias de los trabajadores, de lo bien que se reciclen o redistribuyan y de cómo decidan los responsables políticos apoyar a los grupos más afectados por estos cambios.
Sus afirmaciones son sutiles, pero devastadoras. En la cúspide de importantes cambios de paradigma en la sociedad, hay responsables políticos que abogan por algunas personas a expensas de otras.
No debemos sorprendernos si el gobierno utiliza la Inteligencia Artificial contra su propio pueblo, primero en secreto y luego a cara descubierta.
Terminando con cierta seguridad sobre el futuro:
La IA hace predicciones, pero no toma decisiones. En última instancia, el ser humano sigue teniendo el control.
Hay mucho que considerar y mucho por ver. Es poco probable que la Inteligencia Artificial pueda detenerse en este momento; pero es probable que el gobierno busque intervenir siempre que sea posible. Y aunque es cierto que los seres humanos siguen teniendo el control, deberíamos preguntarnos: «¿Cuánto durará este control?».