En mi investigación sobre los escritos de Leonard Read, hace poco me encontré con su «¡Miren el milagro!» en las Notas de la FEE de mayo de 1963. Me llamó la atención que lo que dijo hace casi medio siglo sobre cómo su Fundación para la Educación Económica trabajaba para promover la libertad y cómo se resistía a encasillarse en las formas tradicionales es, al menos, igual de relevante hoy en día.
En primer lugar, Read señala el origen del problema del encasillamiento.
Habiéndose acostumbrado a los planes maestros, a los anteproyectos políticos y económicos y a los remedios colectivos, muchas personas ya no pueden concebir una filosofía más amplia que cualquiera de las panaceas hechas a mano por el hombre.
Ese aspecto del mundo intelectual parece mucho más cierto hoy, en un mundo cada vez más visto como una batalla bipolar entre la izquierda y la derecha. Pero el avance de la libertad no forma parte de esa dinámica que amenaza con desgarrar América.
Estudiantes de la libertad
Estamos lo más lejos posible del autoritarismo social, económico y político. ...Individuos que parten diligentemente en pos de lo que es correcto...[sin] etiqueta más descriptiva que la de «estudiantes de la libertad».
Las respuestas... no se ajustan a ningún patrón preconcebido, sencillamente porque nuestro arsenal no incluye ninguna panacea ni plano ni plan ni truco inventado por el hombre.
Desinflando Césares
Los pensamientos... siguen dos líneas. Algunas personas podrían pensar que la primera es negativa. Pero, ¿es realmente «negativo» llamar a algo negro cuando la negritud es, en algunos sectores, representada como blanca? ¿Es negativo exponer falacias?... desinflar las afirmaciones, promesas y pontificaciones de los pequeños Césares que se pavonean por el escenario americano; quizá «desacreditar» describa mejor esta fase de lo que hacemos.
Los aspirantes a gobernantes de nuestra nación, dentro y fuera de la arena política, no tienen la menor duda de su capacidad para mejorar nuestra suerte... ¡si tan sólo entregáramos nuestras vidas a su gestión! Estos aspirantes a amos proceden de todos los ámbitos de la vida, pero tienden a concentrarse en la burocracia federal.
Los colectivistas extenderían las dependencias de la relación padre-hijo a la sociedad en general. En nuestra opinión, por el contrario, ninguna persona o grupo, independientemente de cómo esté organizado -como gobierno o de otro modo- tiene competencia alguna para controlar por la fuerza las energías creativas de cualquier persona o personas. Aquellos que presumen de ser todopoderosos no son más que farsantes destructivos, y nosotros tratamos continuamente de desenmascarar, no a los propios farsantes, sino la superficialidad de sus pretensiones... la crítica, necesaria pero inútil por sí misma.
Restaurar la fe en los hombres libres
La otra fase del pensamiento... es de naturaleza positiva, de sondeo, y supera a la anterior en importancia, interés y dificultad. Su objetivo es descubrir cómo restaurar la fe en los hombres libres.
¿Por qué la necesidad de una fe en los hombres libres?... tal fe, hoy, está en horas bajas... más y más de nuestros ciudadanos están perdiendo la fe en sí mismos para lograr, a través de la acción voluntaria, los buenos fines que tienen en vista.
La confianza en la organización voluntaria y cooperativa de las personas está siendo sustituida por una creciente confianza en la gestión arbitraria de los asuntos humanos por parte del gobierno. Con el aumento de la fe en la coerción como medio de logro creativo, la fe en que los hombres libres pueden hacer las cosas por sus propios esfuerzos disminuye en consecuencia... De ello se deduce que no puede haber ninguna inversión de la tendencia lejos de la libertad a menos que se restablezca la fe en los hombres libres.
¿No debe [nuestra] actitud exigir una economía planificada de tipo estatista? No hay otra conclusión posible... no hay remedio para este tipo de pensamiento, excepto restaurar la fe en lo que los hombres pueden lograr cuando son libres de actuar creativamente como les plazca y bajo su propia responsabilidad.
El milagro
Ahora bien, aquí es donde entra en juego el milagro... que trasciende el saber del hombre... ¿no estoy justificado al creer que vivo por fenómenos mucho más allá de mi conocimiento? Hay, en efecto, justificación para mi fe.
El problema del milagro
Sin embargo, aquí comienzan las dificultades. Bendecidos con los dones milagrosos de la Naturaleza —una abundancia infinita que nuestras mentes finitas sólo pueden captar vagamente— vivimos nuestras vidas más o menos inconscientes de los elementos de los que depende nuestra existencia. Tendemos a ser conscientes de estas bendiciones sólo cuando se nos restringen o se nos arrebatan.
Tendemos a ignorar lo que somos y lo que nos sostiene. La misma ceguera nos aflige cuando miramos hacia nuestro mundo económico. Tendemos a ignorar o a ser escépticos ante lo que trasciende nuestro saber hacer.
Casi todo el mundo admite que sólo Dios puede hacer un árbol, pero la mayoría de nosotros no admite tan fácilmente el milagro resultante de «millones de decisiones económicas privadas tomadas independientemente unas de otras»... La evidencia del milagro en la esfera económica, como en la Naturaleza, es tan profusa, tan omnipresente, que la perdemos de vista. En este estado de inconsciencia, nos dejamos embaucar por los pequeños Césares.
El secreto del milagro
[Nadie puede] explicar el milagro del mercado, pero conocemos su secreto: la libertad en el intercambio.
Al igual que las moléculas se configuran milagrosamente en la Naturaleza para formar... la infinita variedad de sus manifestaciones, las variadas energías creativas humanas se configuran automática, espontánea y milagrosamente para formar los bienes y servicios de los que vivimos. Hay una condición necesaria: que estas energías creativas no tengan trabas.
Los que pueden ver el milagro de la libertad en acción tienen fe en las innumerables maravillas que logrará... ayuden a otros a ver este fenómeno por el que vivimos.
«Siguiendo la ciencia» sobre la libertad
Afortunadamente, toda la evidencia está del lado de la libertad en el intercambio; todo está en contra de los pretendientes y sus esquemas de intercambio dictado o administrado o autoritario. Repetimos: ¡mirad el milagro! Mientras tanto... coloquen señales de dirección para todos los que estén ansiosos por contemplar esta maravilla de maravillas.