(Publicado originalmente el 1 de julio de 2004).
Los historiadores han trivializado a Calvin Coolidge como un Presidente inútil lo bastante ingenuo como para creer que «el negocio de América son los negocios», y muchos le han calificado como uno de los peores de todos los tiempos. Sin embargo, obtuvo resultados notables sin sacrificar nuestras libertades. Y dado que nació el 4 de julio, no hay mejor momento que nuestro Día de la Independencia para recordarle. Con Coolidge, el tipo máximo del impuesto sobre la renta, del 65% con Wilson, se redujo finalmente al 20%. El mercado bursátil comenzó su ascenso sin precedentes de los «rugientes años 20» cuando se hizo evidente, a lo largo de 1924, que el proyecto de ley de reducción de impuestos de Coolidge sería aprobado. Tanto en su primer año de mandato como en el último, los ingresos federales fueron de 3.800 millones de dólares y los gastos de 3.100 millones, y entre medias redujo la deuda nacional de 22.300 millones de dólares a 16.900 millones.
Sus políticas eliminaron del impuesto sobre la renta a más de un millón de personas, y el 98% de los americanos no pagaban impuestos al final de su mandato. Como resultado, America prosperó bajo Coolidge. El crecimiento económico real alcanzó una media del 7% anual durante su mandato (el mayor crecimiento registrado), mientras que la inflación sólo fue del 0,4%. La inversión, la producción manufacturera y la renta disponible aumentaron espectacularmente, y el desempleo se situó en una media del 3,3%. Este extraordinario récord explica por qué, después de que Coolidge superara a su oponente demócrata en las urnas por casi 2 a 1 en 1924, habría ganado con otra victoria aplastante si se hubiera vuelto a presentar en 1928. Pero, por desgracia para América, no lo hizo.
Entonces, ¿por qué hay tanta desconexión entre el éxito de Coolidge y su reputación? En gran parte, se debe a que abogaba por el individualismo, como se expone claramente en sus discursos (que él mismo componía) y en la columna periodística que escribió tras dejar la Presidencia. Pero si bien eso parece apropiado para alguien nacido el 4 de julio, está tan alejado de la mentalidad moderna que muchos no pueden entender ahora por qué alguien que, como senador estatal, gobernador, vicepresidente y presidente, consideraba la intervención del gobierno en amplios ámbitos de la vida como un problema y no como una panacea. Además, la gente ha atribuido a Coolidge el origen de la Gran Depresión bajo Herbert Hoover, su secretario de Comercio. Pero no lo han hecho porque haya pruebas de que sus políticas fueran las responsables.
Junto con los errores de la política monetaria, la Gran Depresión fue desencadenada por el abandono por parte de Hoover de las políticas de Coolidge, en favor de desastres que iban desde erigir monumentales barreras comerciales hasta elevar bruscamente los tipos impositivos. Nunca quedó tan clara esta división entre las políticas de ambos como cuando Coolidge dijo de Hoover: «Ese hombre me ha ofrecido consejos no solicitados durante seis años, todos malos». Puede que a Calvin Coolidge le llamaran «Silent Cal», pero su historial presume de él, si la gente se molestara en mirar con honestidad. Además, reflejó fielmente la perspicacia de nuestros fundadores en lo que escribió y dijo, de lo que realmente nos beneficiaríamos, dado lo mucho que nos hemos desviado de esas ideas en la América moderna.
Libertad y derechos
- No hay mayor servicio que podamos prestar a los oprimidos de la tierra que mantener inviolada la libertad de nuestros propios ciudadanos.
- La libertad no es colectiva, es personal. Toda libertad es libertad individual.
- No hay sustituto para una libertad militante. La única alternativa es la sumisión y la esclavitud.
- La libertad no sólo se compra a un gran precio, sino que se mantiene con un esfuerzo incansable.
- No hay justificación para la interferencia pública en asuntos puramente privados.
- El individuo tiene derechos... Y la protección de los derechos es justa.
- En última instancia, los derechos de propiedad y los derechos personales son la misma cosa.
- Una vez admitido el derecho del individuo a la libertad y a la igualdad, no hay escapatoria a la conclusión de que sólo él tiene derecho a las recompensas de su propia industria. Cualquier otra conclusión implicaría necesariamente privilegio o servidumbre.
- La propiedad del pueblo pertenece al pueblo. Quitársela mediante impuestos no puede justificarse salvo por una necesidad pública urgente. A menos que se reconozca este principio, nuestro país ya no es seguro, nuestro pueblo ya no es libre.
- Un gobierno que exige del pueblo la contribución de la mayor parte de su sustancia y de sus recompensas no puede calificarse de gobierno libre...
- Quiero que los americanos puedan trabajar menos para el Gobierno y más para sí mismos. Quiero que obtengan las recompensas de su propia industria. Ese es el principal significado de la libertad. Hasta que podamos restablecer una condición bajo la cual las ganancias del pueblo puedan ser mantenidas por el pueblo, estaremos destinados a sufrir un claro recorte de nuestra libertad.
- Si alguna vez el ciudadano llega a sentir que nuestro gobierno no le protege en la libre e igualitaria afirmación de sus derechos... retirará su lealtad a ese gobierno....
- En sus rasgos principales la Declaración de Independencia...es una declaración no de concepciones materiales sino espirituales. La igualdad, la libertad, la soberanía popular, los derechos del hombre... son ideales.
- Nuestra doctrina de igualdad, libertad y humanidad proviene de nuestra creencia en la fraternidad del hombre...
Sobre la Constitución, defensora de la libertad americana
- Vivir bajo la Constitución americana es el mayor privilegio político que jamás se haya concedido a la raza humana.
- La Constitución es la única fuente y garantía de la libertad nacional.
- Los hombres no hacen las leyes. No hacen sino descubrirlas. Las leyes deben estar justificadas por algo más que la voluntad de la mayoría. Deben descansar sobre el fundamento eterno de la justicia.
- Apenas hay una palabra en la constitución de cualquiera de nuestros Estados o de nuestra nación que no haya sido escrita con el propósito de proteger las libertades del pueblo de alguna servidumbre que un gobierno despótico les hubiera impuesto en algún momento.
- [Pero] la inigualable sabiduría consagrada en nuestra Constitución... necesita un esfuerzo constante y una vigilancia incansable para su protección y apoyo.
- No necesitamos preocuparnos mucho por los derechos de propiedad si observamos fielmente los derechos de las personas. Bajo nuestras instituciones, sus derechos son supremos. No es la propiedad, sino el derecho a poseer propiedades, grandes y pequeñas, lo que garantiza nuestra Constitución.
- Desgraciadamente, el Gobierno Federal se ha desviado mucho de sus asuntos legítimos. Ha invadido campos en los que no debería haber invasión. Si pudiéramos limitar nuestros gastos federales a las obligaciones y funciones legítimas del Gobierno Federal, se produciría una reducción material. Pero mucho más importante que esto sería su efecto sobre el tejido de nuestra forma constitucional de gobierno, que tiende a ser gradualmente debilitado y socavado por esta invasión.
Sobre el comercio-crecimiento de la libertad
- Allí donde ha florecido el comercio ha crecido la civilización. Hoy no es la flota de combate, sino la flota mercante la que al final determinará el destino de las naciones.
- Civilización y beneficios van de la mano.
- Después de todo, el principal negocio del pueblo americano son los negocios... En toda experiencia, la acumulación de riqueza significa la multiplicación de las escuelas, el fomento de la ciencia, el aumento del conocimiento, la difusión de la inteligencia, la ampliación de las perspectivas, la expansión de las libertades, la ampliación de la cultura. Por supuesto, la acumulación de riqueza no puede justificarse como el fin principal de la existencia. Pero estamos obligados a reconocerla como un medio para casi todos los logros deseables. Mientras la riqueza sea el medio y no el fin, no debemos temerla.
- No podemos mejorar la condición del pueblo ni reformar la naturaleza humana inmiscuyendo a la Nación en los asuntos de los Estados o despojando al pueblo de sus negocios.
- Me gustaría que el país pensara lo menos posible en el Gobierno y dedicara su tiempo y atención más indivisiblemente a la dirección de los negocios privados del país.
- Nuestro país es un excelente ejemplo de que si se fomenta y aumenta la producción, la distribución se hace por sí misma... ningún otro país se ha acercado al nuestro en la distribución equitativa y general de la prosperidad.
- Hemos tenido muchos intentos de regular la actividad industrial por ley. Algunos de ellos se han basado en la teoría de que si los que disfrutaban de prosperidad material la utilizaban para fines erróneos, dicha prosperidad debía limitarse o abolirse. Esto es tan sensato como abolir la escritura para evitar la falsificación.
- Una prosperidad en expansión requiere que la mayor cantidad posible de ingresos excedentes se invierta en empresas productivas bajo la dirección de la mejor capacidad personal. Esto no se logrará si las recompensas de tal acción se eliminan en gran medida mediante impuestos.
- En teoría, el impuesto que menos interfiere con las empresas es el mejor.
- El camino sabio y correcto a seguir en la legislación fiscal y en el resto de la legislación económica no es destruir a los que ya han conseguido el éxito, sino crear las condiciones para que todos tengan más oportunidades de triunfar.
- No importa lo que se diga sobre hacer que los ricos y las corporaciones paguen los impuestos, al final salen de la gente que trabaja. Son sus compañeros de trabajo los que reciben la orden de trabajar para el Gobierno cada vez que se aprueba una ley de asignaciones.
- Ningún plan complicado de desgravación, ningún plan de fijación de precios por parte del Gobierno, ningún recurso al Tesoro público tendrá un valor permanente...
- La fijación de precios por parte del gobierno, una vez iniciada, no tiene justicia ni fin. Es una locura económica de la que este país tiene todo el derecho a librarse.
Sobre un gobierno coherente con la libertad
- ·...lo que el pueblo no puede hacer su gobierno no puede hacerlo.
- Después del orden y la libertad, la economía es uno de los elementos esenciales de un gobierno libre.
- Estoy a favor de la política de ahorro, no porque desee ahorrar dinero, sino porque deseo salvar a las personas. Los hombres y mujeres de este país que trabajan son los que soportan el coste del Gobierno. Cada dólar que derrochamos descuidadamente significa que su vida será mucho más escasa. Cada dólar que ahorramos prudentemente significa que su vida será mucho más abundante. La economía es el idealismo en su forma más práctica.
- El éxito del Gobierno no radica en exprimir todos los ingresos que pueda del pueblo, sino en hacer que su carga sea lo más ligera y equitativamente distribuida posible, en consonancia con el mantenimiento adecuado de las funciones públicas necesarias.
- Quizá uno de los logros más importantes de mi administración haya sido ocuparme de mis propios asuntos.
- El pueblo no puede buscar el éxito en la legislación en general.
- No puede haber un control perfecto de la conducta personal por parte de la legislación nacional.
- [No me rendiré a ningún movimiento emocional que busque remediar las condiciones económicas mediante la legislación.
- No hay mayor sabiduría que la de oponerse a propuestas legislativas innecesarias. Es mucho más importante acabar con los proyectos de ley malos que aprobar los buenos.
- Ya tenemos tantas leyes reguladoras que, en general, creo que estaríamos igual de bien si no tuviéramos ninguna más.
- No necesitamos más leyes...
- Si toda la gente de los Estados Unidos hiciera las pocas cosas sencillas que debería hacer, la mayoría de nuestros grandes problemas se solucionarían solos.
- No podemos mejorar la condición de la gente ni reformar la naturaleza humana... despojando a la gente de sus negocios.
- Cuando llega la depresión en los negocios empezamos a ser muy conservadores en nuestros asuntos financieros. Ahorramos nuestro dinero y no nos arriesgamos a invertirlo. Sin embargo, en nuestras acciones políticas vamos en la dirección opuesta. Empezamos a apoyar medidas radicales y a votar a los que presentan las propuestas más temerarias. Es una reacción curiosa e ilógica.
- La asignación de dinero público siempre es perfectamente hermosa hasta que se pide a alguien que pague la factura... el pueblo tendrá que proporcionar más ingresos pagando más impuestos.
- Puedo establecer el principio general de que no estoy a favor de imponer nuevos tipos de impuestos.
- Siempre que el estado del Tesoro lo permita, creo en una reducción de impuestos. Pero no abogo por la reducción de impuestos únicamente en beneficio del contribuyente; abogo por ella en beneficio del país.
Cuando uno examina el historial y las palabras de Calvin Coolidge, en particular su estrecha adhesión a los principios, hace tiempo erosionados, en los que se basó América, es fácil ver por qué, a pesar de todo el fango histórico del que ha sido víctima, probablemente habría sido el presidente del siglo XX favorito de nuestros padres fundadores. Es hora de que miremos bajo el manto de oscuridad y calumnia que se ha arrojado sobre su historial y sus ideas, para que podamos redescubrir esa sabiduría.