Quarterly Journal of Austrian Economics

La gran nivelación: Una nota

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[Quarterly Journal of Austrian Economics 21, nº 2 (Verano 2018): pp. 158-162]

SINOPSIS: Peter H. Lindert y Jeffrey G. Williamson, en su libro Unequal Gains: American Growth and Inequality since 1700 (Princeton University Press, 2016), investigan las razones de la decadencia en la porción de renta captada por la gente con mayores ganancias en las naciones industrializadas. Su apuesta por la “máxima nivelación” es una presión a favor de políticas progresistas de redistribución, basada en conceptos antiguos y erróneos de Malthus y los economistas clásicos.

PALABRAS CLAVE: desigualdad, crecimiento económico, Malthus
Clasificación JEL:  B12, N11, N12, O15

En un capítulo esencial de su libro, Unequal Gains: American Growth and Inequality since 1700 (Princeton University Press, 2016), Peter H. Lindert y Jeffrey G. Williamson presentan “La mayor nivelación de todos los tiempos” en torno a los años 1910 a 1970. En este capítulo, los dos eminentes historiadores económicos investigan las raonez por las que “prácticamente todos los países industrializados tuvieron un pronunciado declive en la porción de renta captada por los que estaban más arriba” (p. 194), algo que se combinaba con un importante crecimiento económico.

La norma moderna es que el crecimiento económico causaba una aumentara de forma mesurada la desigualdad de rentas. Los autores preguntan: “¿Tendrá de nuevo el 99% inferior esa buena fortuna?” (p. 195). Señalan que “Lo que está interpretativamente en juego es mucho. Entender las causas de esta combinación de nivelación y fuerte crecimiento influirían en el debate político actual”. ¿Qué causó esta combinación de gran nivelación, es decir, de más igualdad económica y un fuerte crecimiento económico?

Lo que he encontrado leyendo este capítulo es un intento elaborado de poner la mejor cara a las opiniones normativas con respecto a la desigualdad económica. La “nivelación” normalmente se explica con una combinación de guerras mundiales, gripe española y Gran Depresión, que destruyeron capital, mataron trabajadores y redujeron el crecimiento de la población y la fuerza laboral. A nuestros autores les gustaría mucho rebajar la importancia de estos factores y resaltar las políticas progresistas de redistribución como su causa principal.

Consideran tres posibilidades generales. Primero, la(s) causa(s) podría(n) ser algo que “podamos controlar” (p. 195), como más políticas progresistas. Segundo, podría ser algo comprensible, per más allá del control político o solo una casualidad. Tercero, podría ser algo que no podemos ni prever ni controlar. Señalan que la nivelación se produjo en la mayoría de los países industrializados tanto antes como después de la adopción de impuestos y transferencias progresivos, es decir, de las políticas de bienestar para la población de rentas bajas. Muestran que no solo es que el 1% superior viera su porción bajar en un 50%, sino que la renta creció incluso con más igualdad dentro del 99% inferior.

Lindert y Williamson señalan que para “algunos países, fue sobre todo un asunto de acusadas reducciones de la desigualdad durante la Segunda Guerra Mundial” (p. 198). Señalan que esto fue especialmente cierto en Japón, cuyos gobiernos militares y de ocupación aplicaron reformas agrícolas, confiscaron propiedades e impusieron altos gravámenes para someter a los ricos durante el periodo de 1937 a 1950. En EEUU y otros países, las ganancias de la mano de obra no cualificada frente a la altamente cualificada se produjeron durante la Segunda Guerra Mundial, pero en EEUU os salarios permanecieron ajustados después de que se eliminaran los controles salariales. “Debía haber operado algo más esencial” (p. 199).

Sí señalan que “Los trabajadores de cuello blanco, generalmente perdieron terreno en ambas guerras mundiales, sin recuperarlo después de cada una de ellas” (p. 202). Pero concluyen a partir de las evidencias que:

En muchos, si no en la mayoría de los casos, los niveles ocupacionales no estaban dictados por la política pública, sino por las fuerzas del mercado. Así que nuestra búsqueda de las causas de la Gran Nivelación dentro del 99% inferior deben centrarse en los fundamentos del mercado que pudieran haber impulsado toda la estructura salarial ocupacional hacia la igualdad, incluso en ausencia de cambios en las políticas públicas de fijación de salarios. (p. 202)

He destacado “fuerzas del mercado” y “fundamentos del mercado” aquí porque parece que los autores quieren destacarlos.

Los autores identifican seis posibles causas de la gran nivelación. La primera de ellas son las sacudidas incontrolables como la guerra, la inestabilidad macroeconómica, por ejemplo, la Gran Depresión, y las sacudidas políticas, es decir, “(especialmente los cambios hacia la izquierda que expandieron la redistribución fiscal). Las dos primeras son comprensibles, pero son difíciles de controlar. La tercera está claramente dentro del control del proceso político” (p. 207).

Los autores están de acuerdo en que “Piketty tiene razón en esto. Su explicación combina periodos de diversas sacudidas históricas en una sola época caótica y larga, desde la década de 1910 a la de 1970” (p. 207). Aquí están rebajando la importancia de los factores realmente importantes: la Primera Guerra Mundial, la gripe española, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial a favor del caos del azar. También señalan extrañamente que las sacudidas que quieren destacar tienen un denominador común (un cambio político hacia la izquierda) y luego equiparan todas estas sacudidas y supuestos cambios hacia la izquierda con una “redistribución fiscal progresiva” (p. 208). Es una transformación increíble: ¡de las guerras y las depresiones a la redistribución progresiva!

Thomas Piketty tiene razón en que la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial son los tres acontecimientos principales que el mundo industrial tuvo en común, junto con la gripe española. Estos acontecimientos fueron también episodios que destruyeron o eliminaron grandes cantidades de capital en todo el mundo. Hubo también acontecimientos que mataron y discapacitaron a más de un millón de estadounidense y decenas millones de jóvenes en todo el mundo que podrían haberse casado y tener hijos. En el caso de la Gran Depresión, la formación de familias disminuyó drásticamente. La tasa de crecimiento de población fue de aproximadamente la mitad del nivel normal. Así que el hecho de que la mano de obra ganara mientras que la renta del capital cayó relativamente no es una gran sorpresa. La renta laboral también aumentó como consecuencia de la Peste Negra. Las duras restricciones a la inmigración detuvieron el flujo de inmigrantes y esto explica en buena medida las ganancias de los trabajadores no cualificados frente a los altamente cualificados. Advirtamos que los inmigrantes no son permanentemente trabajadores no cualificados de rentas bajas, sino que a menudo ascienden en la escala de la distribución de rentas.

El hecho de que los tipos marginales del impuesto de la renta fueran exorbitantes durante y después de la Primera y la Segunda Guerra Mundial no tiene prácticamente nada que ver con la redistribución en su sentido habitual. Los tipos aumentaron para pagar el papel de EEUU en estas tragedias. El 1% superior era un número muy pequeño de contribuyentes y pagaban pocos impuestos en la categoría del tipo marginal superior. El hecho de que Lindert y Williamson afirmen que el 2% - 10% experimentaron pocos cambios relativos sugiere con fuerza que el 1% superior de los perceptores de renta cambiaron sus activos de ganancia de rentas a activos de ganancia de renta libres de impuestos, como bonos municipales o mantuvieron otras rentas dentro de sus empresas como ganancias retenidas, como han demostrado Gene Smiley y Richard H. Keehn.

Hay otras cinco causas que explican Lindert y Williamson. Algunas, como la reducción de las tasas de crecimiento de la oferta laboral, derivan de las causas principales anteriores, mientras que otras probablemente no son muy relevantes o son temporales, pero todas se muestran a los lectores como si todas ellas pudieran tener un impacto aproximadamente equivalente.

Este capítulo también revela un poco lo que saben los autores acerca de la historia del pensamiento económico. En lo que puede que sea la única referencia a la historia del pensamiento económico en el libro, los autores explican el impacto de la oferta laboral sobre las rentas. Señalan correctamente que cualquier relación de renta por capitalista con respecto al trabajo se vería afectada por cambio en la oferta laboral. “Este argumento de la desigualdad se remonta al menos a David Ricardo y Karl Marx” (p. 209).

De hecho, el argumento se remonta todavía más en el tiempo, hasta Malthus. Su Principio de la población, que hoy se considera inválido cuando se aplica al capitalismo, dice que la población está limitada por la subsistencia y que un aumento en la producción de alimentos aumentará la población y esto creará una tendencia a mantener el trabajo a una existencia de subsistencia. El modelo de algunos de los principales economistas clásicos muestra que los capitalistas acumulan cantidades cada vez mayores de capital, mientras que el trabajo se mantiene en un nivel de subsistencia. Este error y otros de los economistas clásicos fueron los que llevaron a Marx a su teoría de la explotación del trabajo. A su vez, esta teoría parece ser el motivo que impulsa la ideología de nuestros autores y su fervor por las políticas progresivas de redistribución que definen como gravar a los ricos y subsidiar a las personas pobres de rentas bajas.

Es posible tener una mayor igualdad de rentas y un mayor crecimiento económico. Requiere sencillamente más políticas de libre mercado y menos intervencionismo público. Es triste que muchos economistas no conozcan este sencillo hecho.

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Thornton, Mark, “The Great Leveling: A Note,” Quarterly Journal of Austrian Economics 21, no. 2 (Summer 2018): 158–162.

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