El espíritu del establishment prosperará bajo un gobierno de «oposición populista»
¿Hay un verdadero gobierno de EEUU populista en el horizonte? Probablemente no.
¿Hay un verdadero gobierno de EEUU populista en el horizonte? Probablemente no.
Gracias al crecimiento exponencial del gobierno y la regulación, la sociedad optimista de Volver al futuro se está convirtiendo rápidamente en el mundo distópico de Escape de Nueva York o Death Wish.
Las guerras culturales americanas no son producto de fundamentalistas religiosos ni siquiera de grupos activistas. Existen por la injerencia del Estado en la vida privada de los individuos.
A los gobiernos les gusta acusar a las firmas privadas de «avaricia» cuando los precios suben en periodos de inflación. Sin embargo, no dicen al público que los servicios públicos también sufren subidas de precios.
Con la destitución del presidente Kevin McCarthy, la Cámara es un caos, símbolo del caos mayor que ha envuelto a Washington. En lugar de mirar hacia dentro, las élites políticas se volverán aún más violentas hacia fuera.
Nicolás Maquiavelo, a menudo criticado por sus opiniones sobre el uso del poder político, comprendía los peligros del gasto público descontrolado. Quizá nuestros propios líderes políticos deberían leer «El príncipe».
Lee el New York Times (o incluso el National Review) y te enterarás de que el enfrentamiento presupuestario es entre los «adultos» del Congreso y los chiflados de derecha de la Cámara de Representantes. Pero no es así.
El Washington oficial está escandalizado —¡escandalizado!— por el supuesto tráfico de influencias del senador Robert Menéndez. Pero es la búsqueda del imperio y los intentos de Washington de inmiscuirse en todas partes lo que hace que ese tráfico sea tan rentable.
A raíz del Embargo Árabe de Petróleo de hace 50 años, el Congreso prohibió las ventas de exportación de crudo de EEUU. Los resultados fueron distintos de lo que imaginaban los «expertos» del gobierno.
No satisfechos con las guerras inútiles y destructivas que ha librado en este siglo, los dirigentes de las Fuerzas Armadas de EEUU quieren ahora que se restablezca el reclutamiento. En lugar de ello, quizá nuestro gobierno debería dar una oportunidad a la paz.