Tom DiLorenzo sobre antitrust, Abe Lincoln y el futuro de la escuela austriaca
Tom DiLorenzo, presidente del Instituto Mises, se une a Bob para hablar de sus inicios en la economía y de algunos de sus importantes trabajos sobre política antitrust.
Tom DiLorenzo, presidente del Instituto Mises, se une a Bob para hablar de sus inicios en la economía y de algunos de sus importantes trabajos sobre política antitrust.
¿Cuáles eran las creencias religiosas de Abraham Lincoln? No las que la mayoría de los americanos pensaría. Aunque fue un burlón durante gran parte de su vida, sus discursos en tiempos de guerra hablaban de la «Providencia» y desarrollaron una visión fatalista del mundo.
David Gordon reseña el libro de Paul C. Graham Nonsense on Stilts: The Gettysburg Address and Lincoln's Imaginary Nation, examinando la lógica de Lincoln y encontrándola deficiente.
Pocos economistas —incluso los defensores del libre mercado— entienden qué causó la Gran Depresión. No, la Fed no causó la Depresión por no inflar la moneda. Por el contrario, fue la inflación de la Fed lo que provocó los desastrosos primeros acontecimientos.
¿Puede un negro comunicar verdades incómodas?
Cuando los gobiernos entran en guerra, el sistema monetario de la nación suele descender al pozo de la inflación. La Guerra de 1812 no fue una excepción, y sus excesos monetarios desembocaron en el Pánico de 1819.
Según la lógica de «ya lo intentamos antes», la victoria soviética sobre Lituania en 1953 significaba que la cuestión de la independencia estaba resuelta para siempre, y que la secesión irlandesa estaba prohibida para siempre tras el fracaso de la Rebelión de Pascua.
A medida que la deuda del gobierno federal se acerca a los 35 billones de dólares, el impago de una forma u otra es inevitable. Muchos estados de EEUU ya han utilizado ese método para eliminar sus deudas.
La nueva hagiografía del «historiador» Allen C. Guelzo sobre Abraham Lincoln se centra en el supuesto amor de Lincoln por el comercio, aunque el «comercio» se base en el proteccionismo y los aranceles gubernamentales.
Si fuera tan fácil cerrar una frontera de 1.900 millas, este país no estaría inundado de drogas ilegales importadas del extranjero. Por eso, cortar los subsidios y la beneficencia a los inmigrantes es un paso fundamental para hacer frente a los flujos migratorios.