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La política de control de intereses es, en última instancia, una admisión del «dominio fiscal». Es decir, cada vez es más difícil negar que la situación presupuestaria del Estado es la que dicta la política monetaria. Ahora, la política monetaria debe servir primero a los intereses del propio régimen.

En Estados Unidos hay millones de trabajadores ociosos. En una economía normal, esto frenaría la demanda. Pero en nuestra economía de impresión de dinero, la demanda de los consumidores está aumentando incluso cuando la producción se queda atrás. El resultado es una burbuja de empleo.

A largo plazo, el estímulo económico no deja de crear perdedores. El objetivo del Estado es siempre extraer el mayor número de huevos de la gallina de los huevos de oro, sólo que ahora no es importante mantener la gallina viva.

En lugar de tratar de dar vueltas a las justificaciones conservadoras para una política monetaria desastrosa, los conservadores deberían unirse a los libertarios y a los liberales clásicos para trabajar en la limitación del poder del gobierno, restaurando al mismo tiempo el dinero sano y una mayor libertad de mercado.

Cuando hace algunos años leí por primera vez la descripción de Murray Rothbard de Lord Acton como «el gran historiador libertario católico», sospeché que era una exageración. Sin embargo, cuanto más aprendía de Acton y sobre él, más se ajustaban las palabras de Rothbard a la realidad.

¿Los enormes planes de redistribución de la riqueza como el nuevo plan de Biden realmente hacen que la gente esté mejor? Algunas personas obtendrán un beneficio neto. ¿Cuántas son? ¿Cuántos millones tendrán una pérdida neta? El gobierno no tiene ni idea.

Las diferencias metodológicas clave entre los austriacos se pusieron de manifiesto en «La metodología de la economía positiva» de Milton Friedman. Una pieza clave del conflicto: El enfoque de Friedman en la predicción más que en la explicación.

Si hoy vienen por el fumador, mañana vendrán por ti. El neoprohibicionismo lleva mucho tiempo en marcha.

Las ideas de la teoría crítica de la raza y de los estudios críticos sobre los blancos protegen a una élite gobernante de la venganza al intentar convertir a la masa de blancos en el chivo expiatorio de sus propios crímenes.

La anulación local ofrece una guía práctica para resistir a la tiranía de forma que refleje los deseos reales de los miembros de la comunidad local frente a la mentalidad de torre de marfil de sus «representantes» gubernamentales.