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¿Paz a través de la fuerza? El excesivo gasto militar de EEUU fomenta más guerras

La invasión rusa de Ucrania ha vuelto a poner en el punto de mira las intervenciones de la política exterior americana. Ryan McMaken sostiene que la afirmación de la administración americana de que los países no deben tener derecho a una esfera de influencia, dirigiéndose implícitamente a Rusia, es hipócrita. Estados Unidos se opone a una esfera de influencia para Rusia y otras potencias regionales, mientras que al mismo tiempo ha ampliado constantemente su propio alcance global. Entre otras cosas, se puede juzgar la veracidad de esto mirando la cantidad de gasto militar americano y el tamaño de sus intervenciones militares en el extranjero.

EEUU no sólo gasta una cantidad desproporcionadamente alta de dinero en el ámbito militar en relación con el resto del mundo, sino que ha seguido haciéndolo cuando la Guerra Fría había terminado y podría haber puesto en marcha un ciclo virtuoso de desarme internacional. Estados Unidos también ha multiplicado sus acciones militares en el extranjero y se ha involucrado en polémicas y costosas guerras en Irak y Afganistán, perjudicando tanto la paz internacional como la economía mundial. Desde este punto de vista, la mordaz crítica de Lew Rockwell a las intervenciones militares americanas en Irak y a las ambiciones hegemónicas globales en general, parece seguir siendo pertinente después de casi veinticinco años.

El gasto militar de Estados Unidos en perspectiva

Estados Unidos gasta alrededor del 11% de su presupuesto federal en defensa, que es la tercera partida más importante después de la Seguridad Social y la Sanidad, y cuesta casi el doble que la educación. El presupuesto de defensa de EEUU era de 754.000 millones de dólares para el ejercicio 2022, antes de que el presidente Biden lo aumentara en otros 29.000 millones tras la guerra de Ucrania.

Sin embargo, este no es el panorama completo, porque otros gastos federales también están estrechamente vinculados a la defensa. Los presupuestos del Departamento de Asuntos de los Veteranos (113.000 millones de dólares), Seguridad Nacional (55.000 millones de dólares), el Departamento de Estado (64.000 millones de dólares) y el FBI y la Ciberseguridad del Departamento de Justicia (10.000 millones de dólares) añaden otros 242.000 millones de dólares al presupuesto base del Departamento de Defensa (DoD). Sumando todo, el gasto en defensa superará el billón de dólares en 2022, es decir, el 14% del presupuesto federal y el 4% del producto interior bruto.1

El presupuesto de defensa de Estados Unidos no sólo representa una carga importante para la economía nacional, sino que parece completamente desproporcionado en relación con los gastos militares de otros países. Según el Instituto internacional de estocolmo para la investigación de la paz (SIPRI), el gasto militar de EEUU es mayor que el de los siguientes diez mayores gastos militares juntos. Con cerca de 800.000 millones de dólares en 2021, el presupuesto militar americano era casi tres veces mayor que el de China (293.000 millones de dólares) y doce veces mayor que el de Rusia (66.000 millones de dólares).

A excepción del presupuesto militar de China, que se ha multiplicado por diez en las últimas dos décadas, aunque partiendo de un nivel muy bajo, el aumento constante del gasto militar de EEUU ha ampliado la brecha con el resto del mundo (gráfico 1). Junto con sus aliados de Europa Occidental, EEUU gastó en el ámbito militar tres veces más que Rusia y China juntas en 2021. Como el diferencial de gasto anual entre EEUU y otros países se ha producido a lo largo de muchos años, significa que la supremacía militar global de EEUU en términos de existencias y calidad del equipamiento militar es indiscutible.

Gráfico 1: Gasto militar anual

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Fuente: SIPRI

La pregunta clave es por qué Estados Unidos no ha disminuido drásticamente su gasto militar cuando la Guerra Fría había terminado y la principal amenaza para su seguridad había desaparecido. A finales de la década de 1980, el gasto militar de la Unión Soviética era muy elevado, de unos 220.000 millones de dólares, y casi se equiparaba a los 300.000 millones gastados por Estados Unidos. Sin embargo, cuando la Unión Soviética se desintegró y su economía se derrumbó a principios de los años 90, el gasto militar de Rusia se redujo a una insignificante media de 10.000 millones de dólares durante esa década. Sin embargo, a pesar de ser una superpotencia nuclear, EEUU mantuvo su gasto militar al nivel de la Guerra Fría, en torno a los 300.000 millones de dólares, y posteriormente lo aumentó exponencialmente durante la Guerra contra el Terror.

Intervenciones militares extranjeras interminables tras la Guerra Fría

El aumento del gasto militar de Estados Unidos en las dos últimas décadas refleja un incremento espectacular del número de intervenciones militares americanos. Monica Duffy Toft muestra que las intervenciones militares americanos —es decir, el despliegue de las fuerzas armadas de Estados Unidos en otros países— se intensificaron con el tiempo, en particular después de la Guerra Fría.

Desde 1800 se produjeron aproximadamente 392 intervenciones militares americanas, según informó el Servicio de Investigación del Congreso en octubre de 2017. Su frecuencia aumentó constantemente, en períodos de cincuenta años, desde 39 en 1800-1849, a 47 en 1850-99, 69 en 1900-1949, 111 en 1950-99, y a 126 en sólo diecisiete años entre 2000-2017. En marzo de 2022, el número de intervenciones militares extranjeras había aumentado en algunas docenas más. Otro hallazgo llamativo es que el número de intervenciones militares de EEUU aumentó al menos cuatro veces desde la Guerra Fría (46) hasta el período posterior a la Guerra Fría (188) hasta 2017.

Monica Duffy Toft también afirma que las intervenciones militares de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial rara vez han logrado los objetivos políticos previstos. Las estadísticas presentadas muestran que las grandes potencias, como Estados Unidos y la Unión Soviética, ganaron la mayoría de los conflictos con adversarios más débiles hasta 1950, pero después perdieron la mayoría de estas luchas asimétricas. Además, las intervenciones consideradas «exitosas» han acabado costando mucho más de lo que se hubiera considerado razonable anteriormente.

Por ejemplo, las recientes debacles militares en Irak y Afganistán tienen un precio exorbitante de entre 4 y 6 billones de dólares, si se incluye la responsabilidad de proporcionar atención médica y prestaciones por discapacidad a los veteranos de guerra y el coste de la financiación de la guerra.

Impacto económico del gasto militar excesivo

Como cualquier otro gasto público, el gasto en defensa representa una transferencia de factores de producción de las actividades orientadas al mercado a los fines del gobierno, reduciendo así el bienestar de los consumidores. En la década de 1980, el gasto militar anual de alrededor del 6 por ciento del PIB por término medio representaba una pesada carga para el nivel de vida de los americanos y contribuía a unos déficits presupuestarios bastante elevados de alrededor del 4 por ciento del PIB (gráfico 2). En la década de 1990, a pesar de mantenerse en el mismo nivel elevado en términos nominales, el gasto militar disminuyó gradualmente hasta el 3% del PIB a medida que el PIB nominal avanzaba, lo que contribuyó a reducir el déficit presupuestario global. Sin embargo, esta tendencia favorable terminó bruscamente a principios de la década de 2000, cuando el gasto militar se disparó de nuevo hasta el 5% del PIB, empeorando el déficit presupuestario y el nivel de deuda global.

Gráfico 2: Gasto militar, déficit presupuestario y tipo de interés de la Fed

 

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Fuente: SIPRI y FRED.

También se puede argumentar que el aumento masivo del gasto militar en la década de 2000 no sólo contribuyó a un deterioro fiscal considerable, sino que también influyó en la postura monetaria expansiva de la Reserva Federal (Fed). El gráfico 3 muestra cómo la aceleración del gasto militar hasta alcanzar tasas de crecimiento de dos dígitos fue acompañada por la reducción de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal hasta mínimos históricos. El aumento de la creación de dinero era la forma más conveniente para que el gobierno americano financiara las guerras y la creciente deuda pública con menores costes. El aumento de las tenencias extranjeras de dólares americanos, dado el especial estatus de esta última como primera moneda de reserva del mundo, ayudó a mantener la inflación interna por debajo del ritmo de creación de dinero. Sin embargo, los tipos de interés se redujeron demasiado y durante demasiado tiempo2 , alimentando las burbujas inmobiliaria y bursátil que provocaron la crisis financiera mundial.

Gráfico 3: Crecimiento anual del gasto militar y tipo de interés de la Fed

 

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Fuente: SIPRI y FRED.

Conclusiones

Estados Unidos controla unas 750 bases militares extranjeras repartidas por ochenta países de todo el mundo y gasta más en su ejército que los diez países siguientes juntos. Tras el colapso de la URSS en 1991, Estados Unidos ha perdido un «momento unipolar» en el que, como única superpotencia restante, podría haber puesto fin a la carrera armamentística mundial.

En cambio, siguió aumentando sus presupuestos militares, superando ampliamente el gasto del resto del mundo e incitando a otros países a seguir su ejemplo. Las intervenciones militares de EEUU en el extranjero también se han multiplicado y han culminado en costosas y largas guerras, que han dejado tras de sí países asolados por guerras civiles en Irak y Libia o bajo el mismo régimen autocrático de los talibanes en Afganistán.

Además, las justificaciones de las intervenciones militares tanto en Irak como en Libia fueron seriamente cuestionadas y los principios del derecho internacional no se siguieron de forma coherente (por ejemplo, la invasión de Irak sin mandato de la ONU, la Bahía de Guantánamo), lo que empañó la reputación internacional de los Estados Unidos. En lugar de un defensor del orden y la libertad internacionales, los Estados Unidos son percibidos ahora como una potencia intervencionista agresiva, como ilustra Lew Rockwell.

Al final, la mayoría de los americanos se dieron cuenta de que las guerras de Irak y Afganistán no habían merecido la pena. Pero, ¿se aprenderá la lección de que el gasto militar excesivo de EEUU debe ser recortado y el complejo militar-industrial debe mantenerse bajo control para evitar tales desventuras en el futuro?

  • 1Hasta 2022, el coste de las intervenciones militares no estaba incluido en el presupuesto base del Departamento de Defensa y se incluía en las «Operaciones de Contingencia en el Extranjero», que gastaron unos 2 billones de dólares en la Guerra contra el Terror desde 2001.
  • 2Incluso por la corriente principal
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