La última oleada de gasto federal no puede sostenerse. Aunque el gobierno de Maine está controlado por los Demócratas, está encontrando formas de recortar. Washington debería tomar nota.
Los políticos anticapitalistas afirman que la intervención puede «nivelar el campo de juego», pero cuando miramos de cerca, nos damos cuenta de que el propio gobierno crea los desequilibrios.
¿Los mercados privados sólo pueden ser regulados por el gobierno? Los éxitos de Hindenburg Research contra la corrupción corporativa sugieren lo contrario.
Los intelectuales occidentales y sus aliados políticos empujan sin descanso hacia un mundo unipolar. La libertad está en la dirección multipolar.
Los políticos y los medios de comunicación culpan a las empresas de la inflación cuando, en realidad, los precios desorbitados de casi todo tienen un sello gubernamental.
Tanto si las élites políticas promueven el socialismo a ultranza como el intervencionismo, gracias a la realidad del cálculo económico, abogan por una economía fallida.
El reciente caso de la megaestrella retirada Usain Bolt, que perdió millones de dólares por malas inversiones, pone de relieve la importancia de una buena gestión del dinero.
Economistas y comentaristas llaman erróneamente portafolio a las tenencias de valores del Sistema de la Reserva Federal. Es cualquier cosa menos eso.
Contrariamente a la afirmación de que los subsidios de los contribuyentes a la enseñanza superior aportan grandes beneficios sociales, estos subsidios son en realidad una transferencia de riqueza de los menos favorecidos a los ricos.
Dos naciones famosas por su hiperinflación pretenden ahora crear una moneda común. A menos que esa moneda sea el oro, se trata de una mala idea.
