Bancos centrales: ¿quién los necesita? Nadie
Los bancos centrales, y especialmente el Sistema de la Reserva Federal, siguen agitando la inflación y los ciclos de auge-y-caída —en nombre de la «estabilización» de la economía.
Los bancos centrales, y especialmente el Sistema de la Reserva Federal, siguen agitando la inflación y los ciclos de auge-y-caída —en nombre de la «estabilización» de la economía.
Mientras que los personajes habituales elogian a los bancos centrales por traer supuestamente la estabilidad económica, el Dr. Shostak explica que su presencia hace que las cosas sean inestables porque rompen la relación entre el ahorro y el préstamo.
La ortodoxia keynesiana afirma que el gobierno puede contrarrestar con éxito la recesión mediante políticas «expansivas». Por el contrario, estas políticas aumentan el peligro para la economía.
El éxito de Japón después de la Segunda Guerra Mundial se debió enteramente a los bajos impuestos, una moneda apreciada y una tasa de ahorro personal muy alta. Todo eso cambió cuando nació la burbuja a finales de los 1980.
Por casi cien años, los economistas han buscado a tientas una explicación para el ciclo económico, escribe Murray Rothbard, pasando por alto la explicación austriaca.
La política monetaria contractiva puede ser necesaria para frenar el aumento de la inflación, pero sus resultados recesivos nos recuerdan por qué la política inflacionista de la Fed es tan peligrosa.
La tulipomanía —la famosa burbuja de los precios de los tulipanes en la República Holandesa— no puede explicarse estudiando los «fundamentos del mercado de los tulipanes». La respuesta está en la manipulación del sector financiero.
En 1929, lo que quedaba de la política laissez-faire en América fue dejada de lado. Dirigido por el presidente Hoover, el gobierno se embarcó en lo que se ha llamado con precisión el «New Deal de Hoover».