Dinero y bancos

La inflación de precios de activos es el proceso por el cual la especulación «irracional» en los mercados de activos es estimulada por la inflación monetaria. Esto puede ocurrir incluso sin que se produzca una inflación de precios de bienes.

En una época de creciente productividad y avance tecnológico, los bienes se abaratan cada año. Esta es la razón por la que la inflación de los precios aumenta más lentamente que la inflación de la oferta monetaria.

En lo que respecta a la política monetaria y fiscal, las definiciones poco precisas de la inflación conducen a la elaboración de políticas poco precisas.

Cualquier economista debería haber sido capaz de ver que tener la espita monetaria a tope para «estimular» haría subir los precios por el camino. Ahora estamos en ese camino.

La idea de que los problemas de la cadena de suministro están «impulsando la inflación» invierte la causalidad. Es la inflación de la oferta monetaria la que está causando los problemas de la cadena de suministro, no al revés.

El mundo del objetivo del 2% es algo realmente nuevo y peor que lo que había antes. No es la misma política monetaria de siempre, pero con objetivos de inflación ligeramente más altos.

Hay que darse cuenta de que la política económica de los autodenominados progresistas no puede prescindir de la inflación. No pueden aceptar ni aceptarán nunca una política de dinero sano.

Los bancos centrales siempre y en todas partes debilitan el crecimiento económico al socavar la propensión al ahorro; están desestabilizando la economía al alimentar una economía de deuda.

La velocidad del dinero no tiene vida propia. No es una variable independiente y no puede causar nada, y mucho menos compensar el efecto de los aumentos de la oferta monetaria en los precios de los bienes.

La política de normalización —definida como el cierre de la caja de herramientas no convencionales y el restablecimiento de un mecanismo de señalización de precios que funcione bien en el mercado de bonos— es difícil pero posible.