Dinero y bancos

El gasto deficitario —que engendra una política monetaria inflacionaria— ha sido una bendición para el sector financiero y sus multimillonarios. Naturalmente, a los directores generales de los bancos les encantaría deshacerse del techo de la deuda.

El actual aumento de la inflación no se debe a una escasez de oferta, como quieren hacernos creer los bancos centrales. Se debe principalmente al aumento de la demanda de los consumidores alimentada por la creación monetaria.

¿Por qué los individuos desean tener dinero, que no se puede consumir y no produce nada? Para dar una respuesta a esto hay que retroceder en el tiempo para establecer cómo surgió el dinero.

El análisis de datos puede establecer cierta información sobre las correlaciones. Pero una buena reflexión sobre la causalidad sólo puede provenir de una sólida teoría económica lógica.

Dejemos de fingir que el impago no tiene precedentes. Estados Unidos dejó de pagar sus deudas en 1934 y de nuevo en 1979. Hoy en día, incurre en un impago de facto mediante la represión financiera y la inflación monetaria.

A medida que la inflación se haga más evidente, los gobiernos culparán a las empresas de ser las causantes de la inflación que los responsables políticos han alimentado.

El problema de China es que toda su economía es un enorme modelo de endeudamiento que necesita casi diez unidades de deuda para generar una unidad de PIB, tres veces más que hace una década.

El anillo único de poder representa la idea particularmente perversa de crear un Estado de Estados, un gobierno mundial, un Estado mundial. Una moneda fiat mundial es igualmente peligrosa.

La nueva norma del «2 por ciento de media» del año pasado ayudó a los inflacionistas, pero ahora se pide que se elimine por completo el límite «demasiado bajo» del 2 por ciento de inflación.

Un colapso del euro, más que los precios del gas y los cuellos de botella, es la fuente más probable de una alta inflación sostenida del IPC en Europa tras la era Merkel.