Sólo di no a la nueva guerra eterna
Las élites políticas americanas y europeas parecen querer que la guerra Rusia-Ucrania se prolongue hasta el último ucraniano y no han hecho nada para lograr la paz. Es hora de cambiar.
Las élites políticas americanas y europeas parecen querer que la guerra Rusia-Ucrania se prolongue hasta el último ucraniano y no han hecho nada para lograr la paz. Es hora de cambiar.
Cuando la Unión Soviética se derrumbó hace más de treinta años, las élites políticas de EEUU y europeas trataron de aislar y amenazar a Rusia. El resultado ha sido guerra, destrucción y muerte, ninguna de ellas necesaria.
Aunque ha habido una oposición organizada a la participación de EEUU en la guerra dirigida por Arabia Saudí en Yemen, quienquiera que esté en la Casa Blanca —esta vez Joe Biden— sigue apoyando este conflicto destructivo.
Incluso si aceptamos la dudosa afirmación de que la supuesta fuerza de la URSS justificaba la política nuclear, es absurdo hacer la misma afirmación sobre la Rusia moderna.
Ryan y Zack dan un vistazo la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de la administración Biden.
El economista Christopher Coyne, de la Universidad George Mason, utiliza la lógica económica para exponer las locuras de las políticas militaristas de los EEUU en el extranjero.
Los partidarios de la política de microchips de los EEUU contra China afirman que esta política es «estratégica», pero en realidad se trata de un proteccionismo anticuado con todos los perjuicios económicos habituales.
Los historiadores alaban la entrada de los EEUU en la Primera Guerra Mundial porque permitió la victoria de los Aliados. Pero también condujo a los desastres económicos de los 1920 y los 30.
El teólogo luterano Reinhold Niebuhr atrajo a numerosos seguidores en la América de la posguerra en parte por sus ataques al libre mercado. Quizá debería haber leído a Mises.
La condición de petrodólar del dólar ha llevado a la Reserva Federal a inflar irresponsablemente la moneda. El resto del mundo se ha dado cuenta y busca alternativas.