Guerra y política exterior

El gobierno de los Estados Unidos quiere que todos paguemos y nos sacrifiquemos por otra guerra más. Y está usando todos los viejos trucos usuales para tratar de salirse con la suya.

Tanto la batalla como la guerra fueron innecesarias, pero fueron producto de la arrogancia e incompetencia de la Gran Potencia durante y después de la Primera Guerra Mundial.

La gente a menudo coquetea con la idea de que necesitamos un poco de fascismo —pero sólo del lado de Dios y de la democracia.

Estos libros y autores ofrecen una visión más realista de los problemas morales con la conducta del Estado estadounidense en «la buena guerra», la Segunda Guerra Mundial.

La película ofrece a los espectadores una descripción aleccionadora y precisa de la horrible realidad.

El presupuesto de «defensa» de Estados Unidos es realmente más de 1,2 billones, más del doble del «presupuesto base» oficial del Pentágono, una vez que incluimos todos los demás gastos relacionados como el de «seguridad nacional» y los asuntos de los veteranos.

El Secretario de Defensa actúa como un enlace indispensable entre las partes, los negocios y el Estado. El trabajo está custodiado por una clase especial de leales, generalmente individuos extremadamente brillantes elegidos por las élites del Estado.

Qué irónico que Pompeo y el resto de los neoconservadores de la Administración Trump estén dispuestos a violar la Constitución de Estados Unidos para atacar a Venezuela y «restaurar su constitución».

Los conservadores han afirmado a menudo que el libertario (también conocido como «liberal clásico») alega «la libertad humana como un imperativo moral único». Pero dudo que un solo ejemplo de esto pueda encontrarse en toda la historia del liberalismo.

Como estadounidenses, nos corresponde reevaluar el legado democrático wilsoniano. Más que un aspecto efímero de nuestro pasado nacional, puede ser el destino del que nunca hemos escapado.