Los disturbios en Francia no se deben al racismo ni son el fin lógico de la inmigración. Más bien tiene su origen en el salario mínimo francés y otras restricciones laborales que provocan desempleo y resentimiento.
La gente emigra por muchas razones, como trasladarse a una economía mejor o escapar de la persecución política. Pero una cosa es segura: la gente va a votar con los pies.
Entender la inmigración es entender las contrapartidas. Una de las claves del éxito de la inmigración es la fortaleza de las instituciones americanas.
La gente sigue viniendo a América, pero es por la base creada por la empresa privada, no por la política progresista.
Mientras que la gente de los países pobres busca vivir en lugares como los EEUU por sus instituciones estables y su Estado benefactor, ¿podría la migración de personas de países estables a otros menos desarrollados mejorar la situación de esos países?
Este es el tercer artículo de una serie que se centra en la inmigración.
