Ideales totalitarios y no vivir de mentiras
Hace más de cuarenta años, Aleksandr Solzhenitsyn instó a sus compatriotas rusos a «no vivir de mentiras». En nuestra politizada época, sus palabras suenan más ciertas que nunca.
Hace más de cuarenta años, Aleksandr Solzhenitsyn instó a sus compatriotas rusos a «no vivir de mentiras». En nuestra politizada época, sus palabras suenan más ciertas que nunca.
El mantenimiento obligatorio de historiales médicos electrónicos que impone Obamacare está negando a los pacientes la atención que necesitan.
Si se permite la secesión de Staten Island, nuestros tecnócratas nacionales temen que ello pueda dar lugar a innumerables demandas similares de autodeterminación en todo el país. Para las élites, el statu quo actual funciona bastante bien y quieren que siga siendo así.
El llamamiento a la «estabilización de precios» formó parte del reciente debate Republicano. A pesar de su atractiva apariencia, que la Fed intente «estabilizar los precios» es una muy mala idea.
El gobierno nigeriano debería haber visto el desastre económico que causaría la eNaira. No lo hizo, y el caos y los disturbios siguieron.
Ya no hay más conejos que los magos monetarios de la Fed puedan sacar de sus sombreros. En una economía adicta a unos tipos de interés artificialmente bajos, cualquier nuevo movimiento de la Fed desencadenará una recesión económica.
Aunque Leo Strauss no compartía la aceptación del historicismo por parte de G.W.F. Hegel, le dedica una crítica comprensiva. David Gordon examina más de cerca a ambos hombres.
La teoría del salario justo nos dice que un empresario no puede reducir el salario de sus trabajadores por debajo de un supuesto «coste de la vida». Sin embargo, a ese mismo empresario se le puede permitir reducir el salario del trabajador a cero si éste ha sido sustituido por una máquina.
Los economistas y las élites políticas afirman cariñosamente que el crecimiento económico se debe al aumento de los conocimientos tecnológicos. Esto sólo es cierto en parte.
Décadas de bajos tipos de interés han arruinado el ahorro en la economía de EEUU, y los bancos lo van a pagar caro.