Libertarismo y la importancia de entender la causalidad
Uno de los fundamentos del pensamiento económico austriaco es la noción de causalidad. Una visión libertaria del mundo también requiere el entendimiento de la causalidad.
Uno de los fundamentos del pensamiento económico austriaco es la noción de causalidad. Una visión libertaria del mundo también requiere el entendimiento de la causalidad.
Mientras la Reserva Federal intenta diseñar el mítico «aterrizaje suave» de la economía, los economistas austriacos saben que se trata de un ejercicio inútil. Una vez que se produce el auge alimentado por el crédito, se produce lógicamente la caída.
La economía de EEUU se ha deteriorado hasta convertirse en poco más que una serie de burbujas de activos impulsadas por las políticas inflacionistas del banco central.
A medida que el gobierno federal continúe con su esquema Ponzi de emisión de deuda para pagar deudas pasadas, los tipos de interés aumentarán hasta el punto en que esta ya no sea una estrategia defendible, si es que alguna vez lo fue.
Olvídense del New York Times y otras publicaciones que vitorean al régimen actual. La economía austriaca explica las consecuencias de las políticas monetarias imprudentes, y esas consecuencias son inevitables.
Los ciclos de auge-caída no son naturales en una economía de mercado, en contra de Keynes. En su lugar, el gobierno, mediante la manipulación monetaria, los crea —y luego los políticos culpan a los propios mercados.
El pensamiento económico popular sostiene que el gasto de los consumidores es el motor más importante de la economía. En realidad, la demanda no puede existir sin que antes se suministre algo.
La banca de reserva fraccionaria permite a la Reserva Federal manipular la oferta monetaria, provocando auges y caídas. La banca central no es una defensa contra los ciclos económicos, sino una de sus principales causas.
Olvídate de las apuestas deportivas de Las Vegas por especulación temeraria. Cuando los funcionarios de la Fed hacen pronósticos, los mercados dan por sentado que son exactas. Sin embargo, como admite el propio Jerome Powell, los pronósticos son, en el mejor de los casos, especulativos.
Sea cual sea la situación, los CEO de los bancos creen que el Gran Golpe está a la vuelta de la esquina. Entonces llega la realidad.