El Estado vs. educadores en casa
Ryan McMaken y Heather Carson discuten cómo la educación en casa es una forma de resistir y sabotear las muchas maneras en que el Estado centraliza el poder y destruye las instituciones privadas.
Ryan McMaken y Heather Carson discuten cómo la educación en casa es una forma de resistir y sabotear las muchas maneras en que el Estado centraliza el poder y destruye las instituciones privadas.
A pesar de los esfuerzos de las élites por promover la educación patrocinada por el Estado, la gente se rebela contra el modelo estatista. Desde las escuelas privadas hasta la educación en casa y otras alternativas, la gente no ha olvidado que la libertad y el aprendizaje encajan bien juntos.
La educación superior americana, que se supone que debe servir para aprender la verdad, se ha convertido en un bastión de la falsedad. A medida que la educación superior pierde responsabilidad, está corrompiendo otras instituciones, en especial al periodismo e incluso a los empresarios.
La educación superior ha conseguido embaucar a un jóvenes para que pidan préstamos de seis cifras con el fin de vivir la «experiencia universitaria». Sin embargo, los supuestos beneficios de la universidad están resultando ser una quimera, todo ello financiado por el creciente endeudamiento.
Gran parte del fracaso de las escuelas americanas se debe a la adhesión a un sistema defectuoso de enseñar a los alumnos a leer. Los educadores en casa a menudo no parecen tener ese problema, y hay una buena razón para ello.
Creado como un soplo a los sindicatos de profesores, el Departamento ha presidido enormes descensos en el rendimiento académico de los estudiantes y ha desempeñado un papel vital en la politización del aprendizaje formal a todos los niveles.
La cultura americana moderna es estatista hasta la médula. El currículo escolar típico dice a los estudiantes que el capitalismo es malo y el socialismo es bueno. Esto sólo empeora en la universidad.
Government education is a self-perpetuating monster and has been for a long time. While parents and organizations seek accountability, the dynamics driving government education point to a powerful and unaccountable bureaucracy that serves its own interests.
La educación gubernamental es un monstruo que se perpetúa a sí mismo desde hace mucho tiempo. Mientras los padres y las organizaciones buscan la rendición de cuentas, la dinámica que impulsa la educación gubernamental apunta a una burocracia poderosa e irresponsable.
Se aprobó en 1972, el fue aclamado como una forma de garantizar que las mujeres de los campus universitarios recibieran el mismo trato que los hombres. En la actualidad, Título IX es una pesadilla burocrática que destruye las garantías procesales y crea una atmósfera tiránica en los campus.